La diversidad biológica es una de las bases de la vida humana, pues es la fuente de recursos biológicos necesarios para sobrevivir. La Organización de las Naciones Unidas estableció en diciembre del 2000 celebrar cada 22 de mayo el Día Internacional de la Diversidad Biológica, con el fin de promover el conocimiento y sobre todo sensibilizar a la población en materia de conservación a nivel mundial.

Biodiversidad significa variedad de vida, se refiere a la gran cantidad de especies animales, vegetales y de individuos que alberga nuestro planeta, y nuestro sector no es la excepción. Mediante la delimitación de zonas protegidas se trabaja en varias áreas mediante investigaciones y acciones de protección. Algunas de estas áreas son los Bosques Protectores Prosperina, El Paraíso, Palo Santo, Cerro Blanco, Parque Lago y Salado Norte.

Por ejemplo, el campus Gustavo Galindo de la Espol se encuentra en la extensión del Bosque Protector Prosperina, que según un estudio realizado en el 2014 por Geosima S.A. abarca 484,14 hectáreas con 135 especies de pájaros, manifiesta Joel Álava, estudiante de Biología de la Espol.

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Joel forma parte de un programa de la Unidad de Vínculos con la Sociedad que cada semestre convoca a estudiantes para que sean voluntarios e intérpretes ambientales del bosque protector a los visitantes en los recorridos, tanto por los senderos del bosque como por la estación Huella Ecológica.

La máster Mireya Pozo Cajas, experta en áreas protegidas y biodiversidad, explica que este término encierra genética, especies y ecosistemas, asimismo detalla que una misma especie se puede desarrollar en diferentes ecosistemas similares. “Al hablar de biodiversidad la gente piensa en los animales que podemos ver, pero biodiversidad no es solo conservar la especie, sino la variedad genética entre las especies en diferentes lugares”, puntualiza.

Añade que tener una población en un lugar no significa la conservación de esa especie, porque por sus características genéticas podría estar en peligro en otro ecosistema.

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“Por ejemplo, cada bosque seco tiene una singularidad propia que hay que rescatarla y valorarla, eso es muy importante para la conservación”, refiere Pozo.

Gracias a esa biodiversidad, dice la bióloga, resulta la diversidad cultural con sus características y patrones de vida. Pozo destaca la importancia de las estrategias de conservación; en el campus Gustavo Galindo, la Unidad de Vínculos con la Sociedad y la Facultad FIMCBOR, Biomedicina, Cenaim, CERA, entre otras facultades, están involucradas en la investigación con diferentes proyectos. Por ejemplo, el Centro de Investigaciones Biotecnológicas del Ecuador (CIBE) lleva a cargo proyectos de investigación científica y transferencias tecnológicas en biotecnología, conservación de especies y desarrollo de productos bioactivos que contribuyan al desarrollo sostenible del país.

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El Dr. Efrén Santos refiere que involucrar la parte científica con la biodiversidad favorece en la prevención de plagas, así como en la identificación de especies y facilita la labor en los cultivos de especies de cacao o banano. “A través de herramientas moleculares se puede conocer la diversidad genética, por ejemplo, en cacao se demora de dos a tres años para que produzca, el agricultor perdería el mercado si no conoce lo que está sembrando”, explica el especialista en investigación de biología molecular.

Fundación Pro Bosque es otro organismo que trabaja en la conservación del bosque Cerro Blanco desde 1989, a través de la conservación del bosque que empezó con 2.000 hectáreas y ahora cuenta con 6.000. Paul Cun, técnico de la fundación, dice que en 1992 empezaron con la restauración forestal y lograron restaurar unas 700 hectáreas hasta la actualidad.

“También hacemos el seguimiento para asegurar que estos árboles van a sobrevivir, con base en esos estudios determinamos un 80% de supervivencia, lo que es bueno tomando en cuenta la limitación de escasez de agua en este bosque seco”, explica Cun. Guayacán, laurel, pechiche, guasmo, ceibo, bototillo, fernansánchez, colorado, entre otras especies nativas, forman parte de Cerro Blanco lo que resulta en la captación de 400.000 toneladas de CO2, unos 2.500 m³ de agua al años y oxígeno para aproximadamente 350.000 personas alrededor.

“Esta y otras áreas protegidas que hay en los alrededores son pulmones de la ciudad y hogar de variedad de fauna como aves, mamíferos, insectos”, dice.

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Cun enfatiza en la extensión de la conservación, fuera de Cerro Blanco, apuntando hacia el noroeste de la cordillera Chongón Colonche, donde asegura aún quedan pastizales que se podrían conservar y servir para la migración o traslado de las especies que albergan en Cerro Blanco, como el papagayo o jaguar, que requieren áreas amplias para sobrevivir .

“Hay zonas en la cordillera Chongón Colonche que pertenecen a varios propietarios, sería bueno trabajar en conjunto con ellos para que también se involucren en el tema de la conservación y de alguna forma los sitios que tienen bosque pasen a ser conservados”, manifiesta Cun.

“Hemos conversado con muchos de ellos, pero como muchos viven de lo que el bosque les provee, cada año aumentan las hectáreas con bosque derribado y terrenos de sembrío”, explica.

Cerro Blanco tiene registradas más de 700 especies de plantas, más de 200 especies de aves, 9 de anfibios, 12 de reptiles y aún no se determina el número de variedades de insectos. Tienen aproximadamente 55 especies de mamíferos, el grupo más representativo es el de murciélagos con 34 especies.

Sobre este último tipo se registró en esta zona una nueva especie denominada murciélago de bonete de Wilson, que fue publicada en el 2009 por técnicos de una universidad de Texas, según detalla el biólogo Jaime Salas, docente de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Guayaquil, quien participó en la fase de campo en Cerro Blanco en el 2004.

Sobre la diversidad local, Salas menciona que la fauna está soportando grandes presiones por parte del ser humano debido a la ampliación de la frontera agrícola y los nuevos espacios de urbanización en la ciudad. Sin embargo, “la ciencia también nos está demostrando que aunque los ecosistemas son frágiles y pequeños, es posible todavía encontrar especies nuevas”.

Asimismo recalca que en la última década ha aumentado en la ciudadanía el interés sobre temas de conservación. Por ejemplo, en el caso de los alumnos de la Facultad de Ciencias Naturales de la Estatal, tienen agendadas salidas de campo de reconocimiento a la estación biológica Pedro Franco Dávila en la provincia de Los Ríos, para identificar especies.

Cun asegura que aún queda mucho por investigar, pero los limita la falta de recursos económicos. Los ingresos provienen de la empresa Holcim, del voluntariado extranjero y de los cobros a visitantes. (I)

9
ESPECIES DE ANFIBIOS, 55 DE MAMÍFEROS, 12 DE REPTILES Y MÁS DE 200 VARIEDADES DE AVES REGISTRA CERRO BLANCO. INSECTOS AÚN NO SE CONTABILIZAN.

7
Bosques protegidos se ubican en zonas cercanas como El Paraíso, Palo Santo, Salado Norte, Chongón Colonche, Prosperina, etcétera.

5
Áreas protegidas en la cuenca Guayas son Parque Lago, Manglares Salado, Los Samanes, Isla Santay y Manglares Churute.