Un joven oso negro asustado se ha vuelto todo un espectáculo con solo asomarse al patio trasero de un vecindario del centro de Luisiana, donde la semana pasada vagó de árbol en árbol buscando una casa nueva.

El oso es uno de unos tres o cinco plantígrados que han vagado por partes habitadas de Luisiana en los pasados 10 días, dijo la bióloga de especies silvestres Maria Davidson, titular del programa de grandes carnívoros para el departamento estatal de Vida Silvestre y Pesca.

El oso se encuentra en las afueras de Marksville y otro ha sido visto en Jonesville, unos 56 kilómetros (32 millas) al norte de Marksville, desde el jueves o viernes, dijo Davidson.

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Evitan apareamiento entre familiares

En esta temporada las madres ahuyentan a sus cachorros para que no sean atacados por otros machos maduros. Las jóvenes hembras a menudo se quedan cerca de donde vive la madre, pero ésta no se los permite a sus hijos machos.

"Es una forma natural de evitar el apareamiento entre familias", dijo Davidson.

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Los machos, de aproximadamente un año y medio de edad y de entre 60 y 70 kilos (125 a 150libras) de peso, vagan por el territorio.

Osos en la ciudad

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El oso citado apareció en Marksville alrededor del 10 de mayo, informó Davidson el domingo por la tarde. "Ese es mi nieto", bromeó Patsy Trevillion. "He visto a ese oso desde el miércoles".

Ese día vio al oso a unos seis o siete metros (20 a 25 pies) de distancia, en el cedro que se encuentra entre su casa y la de su vecino Dennis Carmouche.

Carmouche informó que llegó a su casa de trabajar y vio al oso en el árbol. "Me sorprendí y pensé: '¿Qué hace ese oso en mi patio?''', recordó.

Trevillion estaba en el exterior. "Le grité", dijo.

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Trevillion llamó a un guardabosque que conoce y éste le afirmó que dijera a todos que retrocedieran y quizá el oso se iría, pero el animalito se quedó en la zona, al parecer, muy espantado.

"Están muy jóvenes y cuando se sienten en peligro su instinto les dice que deben subir a un árbol", dijo Davidson. "Saben que en lo alto de un árbol están seguros, aunque se encuentren en medio de un vecindario".

Tras un par de días, biólogos del estado colocaron una trampa en el patio de Carmouche. El oso se acercó, comió la carnada y se retiró sin activar el mecanismo que cierra la trampa. (I)