En una fila de al menos 50 metros, un centenar de personas espera frente a un supermercado en el este de Caracas sin saber qué ni a qué hora podrán comprar algo. “Así nos toca ahora: pararnos como mendigos a esperar que llegue el camión y nos diga qué trae”, dice Lina Fernández.

Cuando llega el camión, tres horas después de inaugurada la fila, todos miran hacia el vehículo como si viniera una personalidad famosa. Especulan sobre sus características, a ver si adivinan qué trae, dicen: es aceite, es cloro, es jabón.

El conductor –sudado, risueño, emocionado– grita: “¡Azúcar!”, como quien imita a una famosa cantante de salsa.

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La gente, aliviada, suspira: todo indica que no van a volver a casa con las manos vacías.

Al que no ha vivido la escasez en este país le podría dar la impresión de que acá hay de todo, a juzgar por los anaqueles de los supermercados que en su mayoría están abarrotados de productos: verduras, pastas, licores, lo usual.

Pero esa impresión será impugnada cuando el desentendido busque comprar uno de los 42 productos cuyos precios están regulados por el Estado, como aceite de cocina, leche o jabón, por los que los venezolanos están dispuestos a hacer muchas cosas, entre ellas horas y horas de fila.

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Según Datanálisis, encuestadora con base en Caracas, cada semana los venezolanos van en promedio a cuatro supermercados distintos y dedican cinco horas a las compras.

Agrega que el 65% de las personas que hacen fila en Venezuela es revendedora, abastecedora del cada vez más arraigado mercado ilegal.

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Un supermercado venezolano puede estar tranquilo y vacío en un momento, pero cuando llega el camión con los productos regulados se llena en cuestión de segundos.

Una vez que están hechas las filas y los productos en las cajas para venderse, las llamadas, mensajes de texto y los sobornos empiezan a moverse entre pasillos del supermercado.

En tanto, el martes pasado, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo que espera anunciar próximamente un conjunto de medidas para combatir el desabastecimiento de bienes básicos y el sobreprecio e impulsar la producción, y dejó claro que en sus planes no hay espacio para un cambio sustancial en el modelo de control estatal, informó la agencia AP.

Durante la emisión de su programa semanal de radio y televisión En contacto con Maduro, el mandatario adelantó que, entre otros objetivos, su administración se propone profundizar las ya estrictas medidas de fiscalización del sector privado por parte de los organismos del Estado.

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Según Maduro, el sobreprecio y desabastecimiento de productos básicos ocurren en lo que él llama una “guerra económica”, que incluye un plan de desestabilización política.

“El gobierno ha hecho un gran esfuerzo de distribución, por encima de los sectores acaparadores, pero todavía falta mucho”, dijo en Moscú a la televisión de Rusia, el 9 de este mes, según Efe.

La inflación en este país cerró en el 2014 en 64%. (I)

Lista
Productos regulados

Genéricos
Aceite, granos, jugos de frutas, pasteurizados, azúcar, café, víveres varios, pollo, carne de res, compotas, carne de cerdo, leche, enjuagues para el cabello, quesos, pan, agua, mineral, pasta, cereales, jabón de baño, arroz, sorgo, suavizantes, enjuagues para la ropa, maíz, harina de maíz precocido, crema dental, pescados, champú para el cabello, desodorante, pañales para bebé, papel higiénico, máquinas de afeitar, limpiadores, cloro y jabón para lavar para platos. (Esta lista incluye productos genéricos. En el mercado venezolano hay artículos que aparecen como regulados en unas presentaciones y en otras no).