Desde usar mariposas devoradoras de cultivos de coca hasta fumigar con otro herbicida, Colombia estudia alternativas al glifosato en la lucha antidrogas, tras decidir esta semana el fin de la aspersión con esa sustancia potencialmente peligrosa para la salud.

Aunque el tema generó polémica después de que el presidente Juan Manuel Santos pidiera días atrás abandonar las fumigaciones con glifosato, las posiciones se acercaron y tanto expertos como representantes del gobierno presentaron propuestas alternativas.

Encontrar una solución efectiva es clave para Colombia, principal cultivador de hoja de coca junto a Perú, con 48.000 hectáreas sembradas al cierre de 2013, y donde el narcotráfico ha alimentado el conflicto armado que el país vive hace medio siglo.

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El Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE), integrado por ministros y autoridades judiciales y policiales, ratificó esta semana la suspensión de este tipo de fumigaciones y anunció la creación de un comité que estudiará durante un mes otras formas de lucha antidrogas.

El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, consideró clave "elaborar un plan de combate al narcotráfico, a los cultivos ilícitos, con sustitución social de cultivos y erradicación manual (...) para no afectar la salud de los colombianos".

La decisión final se sustentó en los riesgos sanitarios del glifosato, catalogado en marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como probable cancerígeno y que además es señalado por expertos como causante de abortos y enfermedades dermatológicas.

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Solución ecológica

Las propuestas sustitutivas son variopintas, desde liberar sobre los cultivos ilícitos una especie de mariposa que se alimenta únicamente de hojas de coca, hasta otras a largo plazo, que pasan por promover la presencia estatal en regiones afectadas.

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El gobierno no descarta emplear otro herbicida, no tóxico, pero hasta ahora no identificado.

El planteamiento más ecológico provino del director del Jardín Botánico de Quindío (centro), Alberto Gómez, quien aseguró que la mariposa Eloria Noyesi, conocida como "La Gringa", podría ayudar a erradicar los cultivos de coca, base de la cocaína.

El director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de los Andes, Daniel Mejía, puso en duda estas opciones y planteó más bien ir contra las etapas finales de la cadena de narcotráfico, donde según dijo están las rentas del crimen organizado.

"Atacando los cultivos de coca, los costos (económicos) son muchos más altos y los costos colaterales también, mientras que atacando los eslabones finales de la cadena se logra el doble propósito de disminuir la violencia y las rentas del negocio ilegal", explicó.

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Mejía hizo sus observaciones al presentar un informe de recomendaciones sobre la política antidrogas, solicitado por el gobierno a un grupo de expertos.

En ese mismo ámbito, Álvaro Balcázar, especialista en desarrollo rural, sostuvo que la mejor política antidrogas es fortalecer la presencia del Estado en los territorios, ampliando las redes de servicios públicos, educativos y sanitarios en zonas apartadas.

"Todos los territorios donde hay cultivos ilícitos se caracterizan por vacíos de presencia estatal y también tenemos mucha evidencia de que cuando se han cubierto y ha empezado el Estado a avanzar a esos territorios, los cultivos ilícitos desaparecen", dijo.

"Es un esfuerzo sistemático a largo plazo, en el que se pueden sacrificar objetivos y metas de muy corto plazo siempre y cuando tengamos la convicción de resolver el problema básico", explicó Balcázar.

Políticas muy defendidas y celebradas por las autoridades, como la captura de "mulas" del narcotráfico y la incautación de cargamentos de droga, estarían en entredicho con este tipo de propuestas.

A favor del glifosato

Aunque las opciones sobran, las voces que se oponen a la suspensión de la fumigación con glifosato no se apagan totalmente y entre ellas destaca la del procurador general, Alejandro Ordóñez.

"El país recordará: dentro de pocos meses, dentro de pocos años, vamos a estar inundados de coca", auguró.

En el mundo, solo Colombia mantenía las aspersiones de cultivos ilícitos con glifosato, luego de que México y Afganistán las suspendieran hace años.

En 2013, Colombia dejó sin embargo de usar ese herbicida en la zona fronteriza con Ecuador, luego de que Quito interpusiera una demanda internacional por los daños que generaba la sustancia en su territorio. (I)