La elegante vestimenta que lucía Natividad de Gordillo contrastó, a mediados de la semana pasada, con la deplorable e insalubre apariencia del mercado Enrique Grau Ruiz, donde ella adquiere víveres y frutas.

“Este mercado es muy antiguo, deberían remodelarlo. Siempre hacen buenas obras, pero aquí nos tienen abandonados, no hay un baño, no hay nada, vivimos al amor de Dios”, se queja Natividad, de 68 años.

Su familia es una de las 7.020 a las que da servicio este mercado, ubicado en las calles 29 y la Ch, del suburbio oeste, y del que el Municipio no tiene datos de su creación sino de las primeras asignaciones de puestos el 29 de mayo de 1996.

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Sin embargo, hay comerciantes como Benito Ponce que aseguran que el centro de abastos funciona desde hace más de 30 años. Durante ese tiempo, este vendedor de 75 años ha trabajado en la venta de productos no perecibles. “Claro, cómo no voy a querer que construyan el mercado”, dice Ponce, quien al igual que decenas de sus compañeros han esperado casi dos años que se concrete el ofrecimiento hecho por el alcalde Jaime Nebot en julio del 2013.

En víspera de las fiestas julianas, el alcalde Nebot anunció que el mercado Enrique Grau Ruiz “está licitado, financiado y contratado” y confirmó, tras consultar al director de Mercados y Aseo Cantonal, Gustavo Zúñiga, que la obra comenzaría ese mismo año, pues una visita al lugar figuraba en la agenda de actos julianos. “Debe empezar enseguida, no veo una razón para que eso no ocurra”, dijo entonces.

Dos años después, usuarios y comerciantes demandan la construcción del nuevo mercado, en reemplazo de la vetusta infraestructura e insalubridad.

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“Venimos peleando desde el 2000 por la reconstrucción, hemos tenido algunas entrevistas con el señor alcalde, pidiéndole que seamos tomados en cuenta los comerciantes informales”, dice Johnny Zambrano, dirigente de los más de 200 vendedores que no están incluidos en los censos municipales.

En estos registros constan 154 puestos formales, entre productos de abasto, genéricos, proteicos, mariscos, comidas y no alimenticios. Muchos de los vendedores no ocupan sus locales debido a su deplorable estructura física, que carece incluso de un baño público.

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La carencia de este servicio, el desaseo y la informalidad son algunos de los problemas que señala María Malán, dirigente de los comerciantes formales. “En abril enviamos un oficio al Municipio para recordarles la necesidad de un baño, ya que no van a hacer el nuevo mercado, por lo menos un baño”, dice.

La Dirección de Mercados y Aseo Urbano, en una comunicación dirigida a este Diario, señaló que el proyecto del nuevo centro de abastos se entregó al alcalde antes de su pronunciamiento en julio del 2013, pero que debido a actualizaciones de normas se hizo un rediseño de la obra, lo que significó ajustes en estudios y presupuestos.

Además, el comunicado señala que el nuevo mercado está incluido en el presupuesto del 2015: “La Dirección de Obras Públicas Municipales está complementando el estudio de impacto ambiental para incorporarlos a los planos actualizados, definir el presupuesto final y anexarlos a los informes que conlleven en el presente año a la contratación de la construcción del mercado”.

El director de Mercados, Gustavo Zúñiga, envió a este Diario los diseños del nuevo centro de abastos e informó que en el proyecto arquitectónico se contempla la creación de 122 puestos, con los que se dará atención a 14.640 familias. (I)

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122
puestos se prevé crear en el nuevo mercado del suburbio.

Tengo más de 30 años trabajando aquí. Al principio estuvimos en la calle como informales, después construyeron este mercado en el año 87. Nunca lo han remodelado”.Benito Ponce, comerciante