Las autoridades de Baltimore ordenaron este domingo el retiro de la Guardia Nacional y la suspensión inmediata del toque de queda declarado en la ciudad estadounidense, luego de que manifestaciones derivaran en disturbios tras la muerte de un joven negro bajo custodia policial.

"Con efecto inmediato, he rescindido mi orden instituyendo el toque de queda en toda la ciudad", escribió en Twitter la alcaldesa de Baltimore (este), Stephanie Rawlings-Blake.

Poco después el gobernador de Maryland, Larry Hogan, anunció que comenzó el retiro de unos 3.000 efectivos de la Guardia Nacional que fueron desplegados para reforzar la seguridad en la ciudad portuaria.

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El toque de queda regía en Baltimore de 22:00 a 05:00 desde el martes, un día después de que las protestas desembocaran en caos, enfrentamientos entre manifestantes y la policía, el saqueo de tiendas y la quema de vehículos y patrullas policiales.

Las protestas se tornaron violentas luego del funeral de Freddie Gray, de 25 años, quien murió el 19 de abril tras sufrir lesiones graves en la cervical durante su traslado en un vehículo policial, sin cinturón de seguridad y con los pies y manos esposados.

Hogan señaló por otro lado que habían sido objeto de vandalismo unos 200 comercios, muchos de ellos "pertenecientes a minorías" y que "se perdieron cientos de millones de dólares".

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La policía informó posteriormente que desde el 23 de abril, 113 agentes fueron heridos y 486 personas detenidas, 46 de ellas el sábado.

Tras los disturbios del lunes por la noche, las manifestaciones fueron más pacíficas, a medida que crecía el clamor de la comunidad de Baltimore y los dueños de comercios para que el toque de queda se levantara.

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La alcaldesa indicó en Twitter que su objetivo "siempre fue no mantener el toque de queda ni un sólo día más de lo necesario". "Creo que hoy hemos llegado a ese punto", escribió.

La policía informó a su vez que mantendrá a sus fuerzas "todo el tiempo que sea necesario" y que la situación será evaluada "hora a hora, minuto a minuto", según dijo a la prensa su portavoz, el capitán Eric Kowalczyk.

Policías imputados

El viernes, la fiscal de Maryland, Marilyn Mosby, imputó a seis policías -tres blancos y tres negros- de varios delitos, entre ellos asesinato en segundo grado, por la muerte de Gray. La familia de la víctima y la comunidad de Baltimore celebraron la decisión.

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La fiscal indicó que Gray no debió ser arrestado y que no había cometido ningún crimen. Pero el sindicato de policías, que defendió a los imputados, condenó la decisión como un "indignante y apresurado juicio".

La calma prevaleció en las manifestaciones casi cotidianas en la ciudad (con 620.000 habitantes), donde el sábado entre 2.000 y 3.000 personas -apenas un tercio de lo previsto- marcharon pacíficamente para denunciar la brutalidad policial.

El drama en Baltimore es el más reciente de varios casos de muertes de negros desarmados a manos de la policía, y ha reavivado las tensiones raciales latentes en Estados Unidos entre la comunidad negra y los uniformados.

Barack Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos, prevé viajar el lunes a Nueva York para lanzar una nueva asociación destinada a promover la integración social de los jóvenes negros. (I)