Cuando descubre una pared, él se la quiere comer. “Digo: esa pared me la quiero comer, está buenísima, quiero pintar algo para la comunidad”, confiesa entre risas Rafael Ampuero Neve de Mevergies, artista de 30 años, nacido en Francia, hijo de un guayaquileño y una belga.

Rafael y su hermano, Joaquín, se diplomaron en la Escuela Superior de Artes Saint Luc Bruselas, Bélgica. Sus padres se enamoraron y se casaron en Europa, pero viven en Playas por la cercanía con Guayaquil, el mar, el clima y para que sus hijos: Rafael, Joaquín, Daniel y Paolo crezcan en un espacio natural.

Su casa cerca al mar da cabida a la cafetería La Casa de Marie et Gabriel y a la galería de arte Miti Miti, de Rafael y Joaquín, en la avenida Jaime Roldós, diagonal al parque de la Madre.

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Rafael dibujaba y pintaba desde niño como un juego. Más tarde se enfocó en las artes plásticas y realizó una maestría en ilustración de cuentos infantiles. Hace cuatro años junto con Joaquín publicaron un libro para niños y jóvenes sobre el descubrimiento de las Galápagos y los piratas en esas islas.

El dibujo fue su primera expresión, luego la acuarela, la pintura, la ilustración y la escritura de cuentos. Sin olvidar el muralismo. Su primer mural lo hizo a los 6 años en una pared de su casa. “Es chévere porque te dicen puedes ir a pintar, no te reprimen por pintar una pared”, comenta mientras selecciona brochas, pinceles y pintura para retocar los murales que ha pintado a lo largo de unos 70 metros en la av. Zenón Macías, otros dos de 12 metros en el malecón de Playas y el que está en el parque infantil playasense.

A los 20 años su arte se tomó todos los baños de su casa, pero cree que su mural más pensado es el que decora la cafetería de Marie, su madre.

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Rafael tenía 26 años cuando pintó su primer mural público, a cientos de kilómetros de Playas. Plasmó el mar en una pared de Pablo Arenas, Imbabura, pueblo ubicado a 2.390 metros sobre el nivel del mar. “Me pareció interesante pintar el mar a esta gente que está lejos de la playa, me dije voy a traerles un pedazo de mar”, recuerda.

Ha sido contratado para decorar paredes de casas, tiendas de ropa y locales comerciales de Playas y sus alrededores.

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Hace un año y medio empezó a pintar muros en la av. Zenón Macías. En un primer tramo creó un mundo fantástico de flora y fauna, seguida por escenas playeras con el mar navegado por las típicas balsas y disfrutado por los bañistas.

Otro mural contiene escenas amorosas: una pareja besándose, un segmento alusivo a Adán y Eva en el paraíso con la serpiente y un árbol de manzanas cargado de teléfonos celulares. “A toda hora del día hay parejas que vienen a esconderse del sol, por decir algo, ahí pinté una secuencia de parejas amorosas que van desde niños hasta ancianos y puse celulares en lugar de manzanas, en alusión a la tecnología en el amor”, dice.

Los dos murales del malecón los hizo para la película Instantánea. El del parque infantil fue una petición del Municipio. Ahí pintó a una niña caminando por una cuerda floja y un niño esperándola trepado en un árbol. “Es una metáfora de la transición de la niñez a la adolescencia”, explica.

Rafael Ampuero afirma que seguirá pintando murales porque esas coloridas historias animan los lugares públicos y que le encantaría impartir talleres sobre este arte para que más personas cuenten historias en las paredes. (I)

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Si hay una pared blanca es muy fácil de que te la rayen porque no hay nada, pero si tú haces una decoración o una pintura bien hecha, la gente te la va a respetar porque la ven como obra suya”.Rafael Ampuero Muralista