Ocho personas de diferentes nacionalidades convictas por tráfico de drogas fueron ejecutadas el miércoles por un escuadrón de fusilamiento en Indonesia poco después de la medianoche, informaron los medios.

Sin embargo, una filipina que estaba junto a ellos en el corredor de la muerte fue separada de forma inesperada en el último momento.

No hubo confirmación oficial inmediata de que los ocho hombres fueron ejecutados.

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Más temprano, Yakarta rechazó peticiones de clemencia procedentes de todo el mundo para los narcotraficantes, originarios de Nigeria, Australia, Brasil y de la misma Indonesia, y ordenó su ejecución para horas más tarde.

El Gobierno de Brasil dijo que recibió con "profunda preocupación" la noticia de la ejecución del brasileño Rodrigo Gularte en Indonesia y advirtió que la considera un "hecho grave en las relaciones entre los dos países".

"Y fortalece la voluntad de Brasil para incentivar, en los organismos internacionales de derechos humanos, los esfuerzos para la abolición de la pena capital", agregó un comunicado de la Presidencia.

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La presidenta Dilma Rousseff había enviado una carta a su homólogo indonesio para reiterar "su petición para que la pena de muerte fuese conmutada, en vista de la condición psiquiátrica del brasileño", dijo el comunicado.

Por otra parte, un portavoz de la oficina del fiscal general dijo que la ejecución de la filipina Mary Jane Veloso, una madre de dos niños que fue arrestada en 2010 tras llegar a Indonesia con 2,6 kilos de heroína escondida en una maleta, fue aplazada.

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Veloso aseguró que el retraso se debió a una petición de Manila, después de que una mula de droga se entregó a la policía en Filipinas el martes.

Las personas que estaban celebrando una vigilia al exterior de la Embajada de Indonesia en Manila gritaron y aplaudieron tras conocer la noticia.

Fusilamientos

Las penas de muerte fueron condenadas por Naciones Unidas y tensaron las relaciones entre Australia e Indonesia en especial.

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Horas antes de las ejecuciones, hubo reuniones masivas de gente en ciudades de toda Australia para celebrar vigilias por Myuran Sukumaran y Andrew Chan, con pancartas y pedidos para que Australia responda con fuerza a su vecino si llevaba a cabo finalmente las sentencias.

La seguridad era férrea en la prisión planeada para proceder a las ejecuciones, situada en una isla frente a la costa de Java. Hasta el lugar llegó una decena de ambulancias, algunas de ellas con ataúdes cubiertos con una tela blanca.

Las autoridades indonesias dijeron que los prisioneros serían ejecutados en un claro en el bosque cercano y podrían elegir ser fusilados de pie, de rodillas o sentados, y tener los ojos vendados. Sus manos y pies estarían atados.

Doce tiradores fueron asignados para disparar al corazón de cada preso, pero sólo tres tendrían munición real. Las autoridades afirman que de esa manera no podría conocerse la identidad de los ejecutores.

Indonesia tiene duros castigos para los delitos relacionados con las drogas y reanudó las ejecuciones en 2013 tras un lapso de cinco años. En lo que va de 2015, ha sido confirmada la ejecución de seis personas. (I)