A caballo y con la mochila de fumigación en la espalda, Darwin Rivas, de 40 años, avanza por un agreste y polvoso camino de la vía a El Laurel, en Daule. Acaba de terminar su jornal que es de 5 o 6 horas.

“Vengo de fumigar. Todos los días fumigo mis arroces”, dice. Tiene tres hectáreas, cada una produce 50 quintales, en una o dos cosechas anuales. Sus hermanos también trabajan las tierras.

“Mi semana de trabajo es de ocho dólares por día (...). Yo saco mismo, como que yo mismo me pago. Claro que no nos alcanza, porque es muy poco, $ 48 a la semana, ya al medio día no se puede trabajar en el campo por el sol”. (I)