La limitada experiencia de la tripulación en la conducción de los dos helicópteros hindúes Dhruv caídos, uno en el 2009 y otro en el 2014, es la principal causa que se esgrime en los informes de las Juntas Investigadoras de Accidentes Militares (JIAM), que reposan en la Comisión de Soberanía y Relaciones Internacionales de la Asamblea, que investiga los procesos precontractual y contractual para adquirirlos.

La indagación se da luego de que entre el 2009 y 2015 se registrara la caída de cuatro de siete aeronaves.

Los dos primeros accidentes se atribuyen al factor humano.

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En 370 páginas, calificadas como reservadas, se recoge lo sucedido el 27 de octubre del 2009, cuando en un desfile de la FAE se estrelló el primer Dhruv: los capitanes Luis Armas e Iván Abril perdieron el control al causar una probable “excesiva aplicación en los controles de vuelo durante el viraje a la izquierda, sobrepasando los límites establecidos en el manual”, señala el informe final entregado al Ministerio de Defensa el 8 de marzo del 2010.

La nave no registraba defectos, pero la experiencia de vuelo es limitada en Armas y Abril: “Realizaron un viraje superior de 54,6°, lo cual está sobre el límite del manual de vuelo que es de 45° (…). Aplicaron un viraje izquierdo con una rata de banqueo de 31,8°, lo que permite el manual es de 20°”, se cita.

Este informe revela posibles fallas en las naves basadas en entrevistas a aerotécnicos de la FAE hechas el 10 de noviembre del 2009. El mecánico Lenin López contó que “no había repuestos suficientes para los helicópteros, se habían cambiado pantallas por mal funcionamiento” y se prestaban componentes entre las aeronaves para mantenerlas operativas.

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Steven Sampedro, otro aerotécnico mecánico del comando del Ala 22 de Guayaquil, relató que en las inspecciones tuvo ‘inconvenientes’ porque había pernos y tuercas rotos, también partes que “no se veían bien”, “hay materiales que parecen que no son de aviación”. Halló tuercas fisuradas en el sistema hidráulico, abrazaderas que se rompieron y sellos de ejes de potencia de “mala calidad”.

El informe (440 páginas) de la caída del Dhruv de uso presidencial en un vuelo de instrucción descartó fallas en los sistemas de la nave, aunque el transmisor de localización de emergencia no emitió señal al momento del accidente, pero los expertos de HAL habían explicado que dicho instrumento no habría estado armado, tesis que no se pudo comprobar porque se quemó tras el impacto. Y tampoco se pudo contar con la grabación de voz de la tripulación, ya que esta desconocía el uso del sistema de grabación de la cabina.

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Se afirma que la tripulación no pidió información del clima. Y subraya también su poca experiencia en entrenamientos de vuelo en montañas. “La tripulación no usó de forma conveniente el piloto automático, el mismo que estuvo desconectado la mayoría del tiempo. No aplicaron la potencia necesaria para iniciar un ascenso controlado...”, describió la JIAM. (I)