Salud, educación, medioambiente, energía, seguridad, migración, gobernabilidad democrática y participación ciudadana. Esos son los ejes formales de la agenda de la VII Cumbre de las Américas que se realizará el 10 y 11 próximos en Panamá, pero la escalada de tensión entre Venezuela y EE.UU. y el acercamiento entre La Habana y Washington serán los temas que acaparen la atención.

La cita, a la que han confirmado su asistencia 30 de los 35 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Cuba y EE.UU., ha sido calificada por Panamá como “histórica”. Según analistas, será la “cumbre de las cumbres” porque se convertirá, por primera vez, en escenario del encuentro entre el presidente cubano Raúl Castro y el mandatario estadounidense, Barack Obama. Esto tras el histórico anuncio que dieron ambos, en conferencia simultánea, el 17 de diciembre pasado, de iniciar un acercamiento para restablecer sus relaciones diplomáticas tras medio siglo de confrontación.

También es histórica porque es la primera vez que Cuba acepta participar en esta cumbre creada en 1994 y auspiciada por la Organización de Estados Americanos (OEA), de la cual la isla fue excluida en 1962 por su sistema de gobierno marxista-leninista. En el 2009 se levantaron las sanciones pero La Habana se había abstenido de asistir.

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Las diferencias entre EE.UU. y Venezuela compartirán protagonismo en esta cumbre que tiene como tema central “Prosperidad con equidad: El desafío de la cooperación en las Américas”.

El decreto firmado por Obama el pasado 9 de marzo declarando a Venezuela como una “amenaza” para la seguridad de Estados Unidos ha provocado airadas reacciones del presidente chavista Nicolás Maduro, quien lo califica como una medida “imperialista” que interfiere en asuntos internos de su país.

Maduro, que ha recibido el apoyo de organismos regionales y gobiernos de izquierda, ha anunciado que durante la cita tiene la intención de presentar a Obama las 10 millones de firmas que aún recolecta dentro de la campaña Venezuela, no es una amenaza, Somos esperanza, que se inició en contra de ese decreto calificado como “injerencista”.

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Un apoyo que fue ratificado por el presidente cubano en la cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA), de marzo pasado. Ahí señaló, pese a que se encuentra en conversaciones con el gobierno de Obama, que EE.UU. debería entender “de una vez que es imposible seducir o comprar a Cuba ni intimidar a Venezuela”.

En la cumbre de las Américas no habrá una declaración política, sino mandatos, cuya implementación será seguida por 12 instituciones internacionales, entre ellos la OEA, el Banco Mundial, el BID y organismos de la ONU. (I)