Un estandarte con la imagen de San Martín de Porres y un collar de rosas blancas decoraban el ataúd con el cuerpo de Lisbeth Cedeño Aguayo, de 12 años, quien era velada ayer en la casa de su abuela Victoria Valdiviezo, en las calles Alcedo y la 23.

La menor es la primera víctima mortal de la explosión ocurrida el pasado 22 de marzo en las calles 23 y Huancavilca, donde también resultaron heridos su abuela Gregoria Apolinario Beltrán, de 70 años; sus tíos David, Miguel y Luisa Cedeño Apolinario, de 54, 43 y 41 años, y su primo Daniel Bazurto, de dos años.

Andrea García dijo que su sobrina Lisbeth tenía el 85 por ciento de quemaduras en el cuerpo. “La niña estaba en estado crítico debido a las quemaduras que tenía”, expresó.

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La mujer agregó que el niño también tiene quemaduras en un 40 por ciento del cuerpo, pero los médicos le indicaron que debe de estar en observación.

En el velatorio junto con García estaban Rosario Cuesta, conviviente de David Cedeño, quien dijo que no pierde las esperanzas de volver a ver a su esposo restablecido.

Cedeño tiene el 80 por ciento de quemaduras en el cuerpo, fractura de cráneo e infección en los riñones, dijo Cuesta.

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“El diagnóstico que me dan los médicos es que su estado es grave. Me dicen que tengo que esperar y pedir a Dios por su recuperación”, expresó la mujer, quien añadió que la mañana de la explosión estaba en Quito por el velatorio de un familiar.

El estado de salud de David Cedeño es igual al de sus hermanos Miguel y Luisa. Los dos presentan quemaduras y permanecen en estado crítico en el hospital Luis Vernaza, indicaron otros familiares.

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“Solo debemos tener fe para que ellos se recuperen”, comentó García, quien señaló que en el caso de Gregoria Apolinario se espera que en los próximos días reciba el alta médica.

Familiares de los heridos indicaron que por la desgracia los afectados no tienen un sitio en dónde vivir, pues la vivienda era alquilada. “Cuando a la señora Gregoria le den el alta en dónde va a estar. Ella deberá tener cuidados especiales y aquí no los hay”, expresó García.

Tanto Cuesta como Alexandra de la Torre, nuera de la dueña de la casa destruida, presumen que la explosión no se dio por la acumulación de gas sino por otras causas, por eso están pendientes del informe que debe entregar el Cuerpo de Bomberos y la Policía.

La Gobernación del Guayas donó la bóveda para sepultar a la niña. (I)

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