Los principales sindicatos de Argentina iniciaron este martes una huelga general de 24 horas para exigir una rebaja en el impuesto que grava al salario, en medio de la delicada situación económica que vive el país siete meses antes de los comicios presidenciales.

La medida de fuerza afecta principalmente al transporte público de pasajeros, transporte de cargas, vuelos, bancos, gasolineras y puertos, cuyos trabajadores reclaman una respuesta del Gobierno ante la presión impositiva y la caída del poder adquisitivo que según dicen sufren por la alta inflación.

"El paro es la respuesta a no escuchar los reclamos de lo injusto de que nos sigan descontando dinero de los salarios (...) Es un éxito total", dijo a una radio local el secretario adjunto del poderoso Sindicato de Choferes de Camiones, Pablo Moyano.

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Un grupo de hombres participa en una manifestación a la entrada de un banco cerrado por la huelga en Buenos Aires. (EFE)

La huelga, que tiene lugar cuando están comenzando las negociaciones salariales entre sindicatos y empresas, fue convocada inicialmente por los gremios de trabajadores del transporte, y luego adhirieron a ella las poderosas centrales sindicales opositoras, partidos de izquierda y algunos gremios oficialistas.

Los líderes sindicales aseguran que la escala del impuesto a las ganancias que se aplica a los salarios quedó desactualizada por la alta inflación y cada vez más trabajadores se ven obligados a pagar una elevada tasa del gravamen.

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En Buenos Aires los recolectores de basura están en paro. (Foto AFP)

Una parte de los aumentos salariales otorgados por las empresas y el Estado para compensar la alta inflación se perderían por el impuesto, según los sindicalistas.

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"Es necesario que el Gobierno escuche el reclamo de los trabajadores, no es posible que el salario pague impuestos. No solo esto nos afecta, también la inflación carcome el poder adquisitivo", dijo a Reuters la trabajadora bancaria Claudia Ferretti, de 35 años.

Los autos particulares invadieron las calles de Buenos Aires, ya que no había autobuses, trenes ni servicio de metro.

Agrupaciones de izquierda realizaron piquetes en los accesos a la ciudad para disuadir a los trabajadores de ir a sus empleos.

Los mercados financieros operaban con una actividad muy reducida, mientras que los puertos de granos del área de Rosario y la plaza ganadera de Liniers, en Buenos Aires, estaban prácticamente paralizados.

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El ingreso de camiones para descargar mercadería en la zona portuaria de Rosario cayó un 55,3 por ciento con respecto al lunes, a 2.543 vehículos.

Críticas del gobierno

A siete meses de las elecciones presidenciales, el Gobierno de Cristina Fernández -quien no podrá presentarse a una nueva reelección- consideró que la huelga tenía carácter estrictamente político, y adujo que el Impuesto a las Ganancias -que grava los sueldos- afecta sólo a los trabajadores de salarios altos.

"¿Por qué están parando? Están parando por defender los sueldos altos de otros gremios (los sindicatos del transporte). Parece que se mofan de quien tiene vocación de trabajar, algo inconcebible", señaló el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, a periodistas.

Fernández agregó que la tasa grava sólo al 7 u 8 % de los trabajadores del transporte automotor en huelga.

La paralización es impulsada por la principal central obrera opositora al Gobierno, la Confederación General del Trabajo (CGT) -que controla sindicatos clave como el de choferes de camiones-, y la más pequeña Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), con influencia sobre los gremios de empleados estatales.

La inflación fue superior al 30 por ciento el año pasado, según muchos economistas particulares, mientras que se espera que se ubique por encima del 20 por ciento en el 2015, en medio de un estancamiento de la actividad económica por la falta de divisas para financiar la producción y una caída en el consumo.  (I)