Un tercio de la población aún no está bancarizada, el 41 % no ahorra y solo el 7 % de transacciones se realiza mediante el uso de nuevas tecnologías.

Esto, según la Encuesta de Medición de las Capacidades Financieras para los Países Andinos 2014, difundida por el Banco de Desarrollo de América Latina CAF.

En el informe referente a Ecuador se señala que en los últimos años hay un gran progreso en la inclusión financiera, por la mayor cantidad de agencias bancarias y cooperativas, pero se requiere incorporar más a la población rural.

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El producto más conocido es la cuenta de ahorros, pues el 50 % de los encuestados informa que la tiene. El segundo es el seguro de salud del IESS, con 18 %, lo que se explica en que sus afiliados bordean los 2,5 millones, que son el 28 % de personas en edad de trabajar.

El 27 % no tiene un producto financiero. Pero “cuando se excluye el seguro de salud, el SOAT y los Fondos de Pensiones, productos que no se adquieren voluntariamente, el 31 % de la población no tiene producto financiero, es decir, casi un tercio carece de servicios formales”.

Esto puede deberse a la falta de educación financiera o a que la oferta de productos no se adapta a las necesidades de la población, según el estudio.

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El 25 % ahorra en alcancías o debajo del colchón, lo que implica que hay un grupo de la población que tiene desconfianza en las entidades financieras.

El 19 % deposita cierta cantidad en su cuenta de ahorros o corriente, pero el 41 % no ahorra. El nivel sube al 52 % entre quienes han estudiado solo la primaria y al 64 % en la población que está en el más bajo estrato socioeconómico.

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El presidente de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador, César Robalino, destaca que el índice de bancarización (número de depositantes sobre la población total) ha mejorado mucho en los últimos diez años. En el 2014 alcanzó el 56,91 %, según la Superintendencia de Bancos.

El directivo dice que si bien ese nivel aún es menor que el de países como Chile, la banca nacional ha hecho un gran esfuerzo por bancarizar a la población con productos como el Banco del barrio y Mi vecino, que según Robalino han tenido éxito incluso en zonas rurales. (I)