Elijo perdonar a los demás y perdonarme a mí mismo.

Perdonar
Puede que a veces me encuentre con gente que parece ruda, desconsiderada o egoísta. Quizás hasta guarde resentimiento. Darme cuenta de mi enojo es un buen comienzo, ya que solo puedo cambiar aquello de lo que estoy consciente.

Tal vez alguien me haya quitado el lugar para estacionar hoy o haya dicho algo hiriente hace mucho tiempo. De cualquier modo, cambio la manera como veo el incidente. Recuerdo que los demás tienen sus propios retos. Esa persona muy probablemente no tenía la intención de herirme. Recuerdo que todos cometemos errores en esta experiencia humana. Al perdonar a los demás y perdonarme a mí mismo, dejo ir una gran carga de mi conciencia y doy cabida a la libertad.

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Salmo 51:10
“Dios mío, ¡crea en mí un corazón limpio! ¡Renueva en mí un espíritu de rectitud!”. (F)