Fue la experiencia más enriquecedora de mi vida , señala Salvador Rivera, quien ingresó a los 11 años, en el 2004, al Coro de Niños de la Universidad de Guayaquil, “ese grupo de niños al cual tengo ahora la dicha de llamar a alguno de ellos mis hermanos”. “Me eduqué, aprendí disciplina y a perseverar, desarrollé mi inteligencia musical y científica, y estoy terminando una carrera en canto lírico con una beca”, agrega. Piensa viajar al extranjero para terminar su formación. (I)