Con las manos encallecidas, Julián Taco, de 44 años, se cubre el rostro para disimular el llanto. Junto a él su esposa, María Manuela Vimos, de 45, llora ocultando la cara en el poncho azul de lana que le regaló su hijo, Ángel Taco, la última vez que se vieron, el 31 de diciembre último.

El pasado 7 de marzo, Ángel presuntamente se suicidó en un baño de la estación de la agencia federal en Morelia, México. Esperaba ser deportado tras su intento por llegar de forma irregular a EE.UU. Tenía 24 años.

Estos padres, el pasado viernes, en la hacienda donde Julián labora como guardián (en la parroquia Jerusalén, Biblián, Cañar, lamentaban que por falta de dinero no podían ir a México para acelerar los trámites y repatriar el cuerpo del joven.

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El progenitor narra que hace doce años él, su esposa y sus cinco hijos dejaron su natal Gramapamba, en Guamote, Chimborazo. “Allá no había en qué trabajar y con mi esposa pensamos salir para darles estudio a nuestros hijos”.

Ángel, el primogénito, tenía 12 años y cuatro años después viajó a Quevedo a trabajar con unas tías. Desde entonces veía poco a sus padres. Por ello, dice Julián, desconoce las causas por las que su hijo viajó a Estados Unidos. Solo sabe que salió de Guayaquil el pasado 28 de enero. El lunes 9 de marzo, mediante una llamada de un hermano se enteró de que su hijo estaba muerto.

Romeo Gárate, fiscal distrital de Cañar, descarta que haya una denuncia sobre este caso, pero dice que se investigará, como en el caso de Noemí, una niña de la comuna Molinohuico, que el año pasado se quitó la vida en México mientras esperaba su deportación, en un lugar igual al sitio donde murió Ángel.

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Gárate indica que en la Fiscalía no se denuncian las desapariciones de los migrantes que han salido en viajes irregulares, excepto cuando están desaparecidos más de seis meses y que en muchos casos estas denuncias se retiran porque las familias llegan a acuerdos con los traficantes de personas.

En el caso de la niña se descubrió que fue violada y golpeada. En Ecuador se dictaminó 16 años de prisión para tres involucrados, dos están prófugos. México implicó a 42 personas por supuesto tráfico ilegal de personas, delitos sexuales, en contra de la libertad, y otros.

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“Todos los migrantes deportados, especialmente los niños, retornan con traumas por todo lo que vivieron o de lo que fueron testigos, además deben tolerar el peso de la deuda que sus familias adquirieron para su viaje y la pérdida de sus estudios u otros proyectos que dejaron para viajar”, dice Gárate.

No existen protocolos para la estadía de los migrantes irregulares en cárceles y sitios de acogida mientras esperan su deportación. Tampoco hay protocolos de cómo deben ser esos sitios y del tiempo que deben permanecer, agrega.

Víctor G., de 36 años, de la comuna Llimpi, en Cojitambo, Azogues, estuvo dos veces retenido en centros para personas en proceso de deportación.

Hoy es empleado de una empresa de seguridad. Llegó a EE.UU. de manera irregular cuando tenía 15 años y luego de once años en esa nación fue detenido dos años por supuesta conspiración. Después fue deportado y tras dos años realizó otro viaje irregular a ese país, junto con su hermano menor y una prima. Esta vez, detalla, por un recorrido más largo, de varios meses, y complicado.

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Señala que estuvo a punto de morir en el desierto de Arizona, que lo retuvieron y permaneció tres años preso por tratar de ingresar de manera ilegal. Agrega que la falta de procesos judiciales claros demoran las deportaciones. “Hay personas que son deportadas en un día, pero hay otras que deben esperar hasta medio año”. (I)

Mi hermano estaba en internet y encontró la noticia (de la muerte de su hijo, Ángel Taco, en México) . Enseguida me llamó y al día siguiente estuve en Guamote”.Julián Taco Padre de migrante fallecido antes de ser deportado.