El descontento de los residentes de las urbanizaciones y los barrios ubicados en la avenida León Febres-Cordero, en la carretera La Aurora-T de Daule, por la supuesta falta de obra pública de las autoridades dauleñas, ha originado que se agrupen para exponer las carencias en sus sectores y exigir, incluso, que se los anexe al cantón Samborondón si no son atendidos.

En el club social de la etapa Aura, de Villa Club, el pasado lunes se reunieron representantes de diez urbanizaciones y barrios del sector.

Para Fernando Abad, habitante de La Aurora, cabecera parroquial, caminar en medio de polvo y lodo es una situación que vive desde su niñez. Él cree que hay un desinterés de las autoridades.

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“Nosotros hasta el momento no tenemos un retén policial, un subcentro de salud, áreas verdes, no hay ni una sola calle intervenida, solo la principal. A pesar de que somos una de las parroquias que más impuestos genera”, sostuvo Abad.

En el kilómetro 13,5 de la av. León Febres-Cordero, a Mario Brito, residente de la urbanización Vicriel, le preocupa el impacto ambiental en la zona.

“El río Daule se está achicando porque permiten rellenos en la orilla para hacer ventas de lotes, para seguir vendiendo”, denuncia Brito. A esta situación se suma, revela, la existencia de una planta de tratamiento de aguas servidas que está dañada y cuyo contenido desemboca en el río.

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Las necesidades continúan en la lotización Las Delicias, ubicada en el km 11. Según Ricardo Ronquillo, morador desde hace dos años de esta zona, la falta de asfaltado, alcantarillado, los baches en las vías, la maleza en terrenos vacíos y la ausencia de parques vulneran sus derechos como habitante.

“Igual que el resto de ciudadelas pagamos nuestros impuestos a Daule y no tenemos ninguna obra por parte de Daule (...). Hablamos con el alcalde y nos prometió el alcantarillado por fin de año, y no nos prometió más obras porque no tiene dinero”, afirmó.

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Vicente Villamar, alcalde encargado de Daule, se acercó a la cita junto con el síndico Oswaldo Castillo. Ambos acudieron, afirmó el primero, para atender las quejas de los moradores, que fijaron una nueva cita con la presencia de un notario para que quedara constancia de los acuerdos. (I)