Hombres vistiendo camisas y corbatas y mujeres con sus uniformes de trabajo se mezclan con conductores o peatones que se detienen en la esquina de las calles Luis Orrantia y Justino Cornejo, en la ciudadela Kennedy Norte.

Algunas de estas personas rodean a Nancy De la Cruz, quien tiene una canasta de carrizo llena de mote, papa y chancho, que la apoya en una silla plástica en esta esquina. Ella es una de las decenas de comerciantes informales que satisfacen con sus productos a oficinistas y hasta empresarios.

Su presencia no es nueva en esta zona, pero sí es variable por los controles que hace la Policía Metropolitana. Cuando están los uniformados, ellos deben huir y esconderse.

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Con agilidad, la comerciante toma un envase desechable y una cuchara, le pregunta a su cliente cuánto va a consumir. De inmediato le responde: “Deme uno de cincuenta (centavos)”. Entonces llena el envase solo con mote, cerciorándose de que no se encuentren metropolitanos cerca.

Hace nueve años, De la Cruz comenzó la venta de mote con hornado a los usuarios del Servicio de Rentas Internas (SRI), de los bancos de Machala y Pichincha. Además provee de alimentos a los oficinistas y trabajadores del complejo inmobiliario World Trade Center.

A las 11:30, llega Javier Castro, quien trabaja en ese edificio. Religiosamente desde hace dos años compra este plato a De la Cruz. Eso sí, aclara que cuando ella no está, simplemente no compra y se queda con hambre hasta el almuerzo.

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“Aquí compramos piqueos para engañar el estómago. Todo el mundo viene acá, es que por aquí los almuerzos son caros”, manifiesta Castro.

A menos de 20 metros y junto al parterre central de la calle Luis Orrantia, tres carros se detienen. Esto pese a que la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) colocó señales en las que se prohíbe estacionar.

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En una de las dos bicicletas que se ubican en este parterre y semioculto entre los árboles está Héctor Baque, quien hace 14 años vende pasteles de carne, chorizo y mixtos.

Él sabe que tiene menos de un minuto para atender a los conductores, ya que si deja que se acumulen los vehículos se formará un congestionamiento vehicular porque solo estará habilitado un carril en ambos lados de la vía.

Al día se venden en promedio entre 150 y 250 pasteles, hay personas que llevan hasta 50 de estos a sus compañeros. Lo acompañan con un vaso de jugo de naranja de a $ 0,50.

Entre papeles tratan de mantener calientes los pasteles y junto a sus canastas. Hay clientes que se arriesgan a cruzar la calle y comer en el parterre.

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Junto a él está Jorge Hidalgo, quien llegó a la zona hace cinco años. Señala que este es el sustento que tienen para su familia. En esto coinciden cada uno y pese a que se les pregunta si estarían dispuestos a ir a quioscos, ellos dudan de que los vayan a reubicar en esa calle.

Algunos guardias y dueños de negocios del sector se quejan por su presencia. (I)

Detalles
Comercio

Venta de productos
En la calle Luis Orrantia, desde la Justino Cornejo hasta Manuel Castillo, se encuentran los comerciantes informales. Varios ocupan las aceras y el parterre de esta vía.

Vigilancia
De 09:00 a 18:00 se encuentra a los vendedores. Entre ellos se avisan mediante un sistema la presencia de policías metropolitanos.