La multitudinaria “marcha del silencio” del miércoles envió un estruendoso reclamo de justicia a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en medio de la conmoción popular por la extraña muerte del fiscal Alberto Nisman días después de haber denunciado a la mandataria por supuesto encubrimiento.

Cientos de miles de personas homenajearon al fiscal y lanzaron un llamado de atención al gobierno kirchnerista, que a diez meses de concluir su mandato había advertido que esta marcha formaba parte de un “golpe de Estado blando”.

La gente expresó su hartazgo ante la corrupción, apenas horas después de que la presidenta avisara que “este gobierno no permite que nadie le marque la cancha”. El gobierno habría tomado nota del malestar popular, pero es difícil que lo admita en público. Al contrario, ayer salió a minimizar la marcha y considerarla una “manifestación opositora”.

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El caso Nisman estremeció el escenario político y reavivó una de las heridas abiertas que más duele: el atentado a la Asociación Mutual Israelita (AMIA), el peor ataque terrorista en el país, que permanece impune casi 21 años después.

Una sucesión de graves hechos conmocionó al país desde mediados de enero. En primer lugar, la denuncia del fiscal especial que investigaba el caso AMIA contra la presidenta, su canciller y otros colaboradores por supuesto encubrimiento de los iraníes acusados del atentado. Cuatro días después de la muerte del fiscal, hay una tardía reacción presidencial primero vía Facebook, y luego con reiterados discursos por cadena nacional en los que no se hizo referencia directa al tema.

Luego, la imputación a la presidenta y la solicitud formal de apertura de la investigación en su contra. Su vice, Amado Boudou, irá a juicio político y además será procesado en el caso de la compra irregular de una empresa que imprimía papel moneda para el Estado, en un nuevo dolor de cabeza para un Gobierno salpicado por acusaciones judiciales.

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La Sala I de la Cámara Federal argentina confirmó ayer la acusación formal que había realizado en junio el juez Ariel Lijo, que había denunciado a Boudou por usar sus influencias para que la compañía Ciccone saliera de la quiebra en 2010, cuando era ministro de Economía, y luego adquirirla a través de un fondo de inversión.

La oposición buscó capitalizar el descontento popular adhiriéndose a la marcha.

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Pasado un mes de la muerte de Nisman, la investigación no tuvo indicios claros para definir si fue un suicidio o un homicidio. La exesposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, insistió ayer en que no admite la posibilidad de un suicidio y sembró dudas.

“En esta coyuntura judicial, política y mediática, no están dadas las garantías para que sea una investigación imparcial y sin riesgos”, alertó.

En tanto, Salvador Cabral, senador oficialista, salió a asegurar que a Nisman lo habría matado el colaborador que le prestó la pistola, Diego Lagomarsino, y que se trataría de un caso de “crimen pasional”. (I)

300 mil personas participaron en la marcha convocada por fiscales

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Anoche hablé con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para transmitirle toda nuestra solidaridad de la patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez. Fuerza Cristina”.Nicolás Maduro, presidente de Venezuela.