Los principales partidos políticos yemeníes, Washington, la ONU y las monarquías del Golfo rechazan el golpe de fuerza de las milicias chiitas en Saná, que corren el riesgo de un creciente aislamiento.

Estas milicias, llamadas hutíes, instalaron el viernes un poder de transición denunciado como un golpe de Estado en Yemen, un país esencial para la estrategia de Estados Unidos en su lucha contra Al Qaida.

Este domingo reinaba una fuerte tensión en el sur y sudeste de Yemen, regiones no controladas por los hutíes, donde las autoridades locales anunciaron "no reconocer" el poder de las milicias chiitas de Ansarualá y expresaron su "rechazo total a la declaración constitucional" por la cual estos milicianos consolidaron su poder sobre parte del país.

Publicidad

Según el comunicado, este rechazo es compartido por las Fuerzas Armadas y de seguridad en estas provincias (Aden, Abyan, Lahj, Shabwa, Dhaleh y Hadramut), donde se llevan a cabo intensas negociaciones que implican al movimiento sudista, parte del cual milita por una secesión del Sur.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, llamó el domingo a reinstaurar en la presidencia de Yemen a Abedrabbo Mansur Hadi, y advirtió que la situación en ese país se está "deteriorando muy seriamente".

"La situación se está deteriorando muy, muy seriamente, después de que los hutíes tomaran el poder y dejaran este vacío en el gobierno", dijo Ban refiriéndose a esta milicia chiita que el viernes disolvió el gobierno y el parlamento.

Publicidad

"Se debe reinstaurar la legitimidad del presidente Hadi", dijo el jefe de la ONU a la prensa en Arabia Saudita.

También el jefe de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, condenó el domingo el golpe de fuerza contra el gobierno de Yemen por parte de los hutíes, y lo calificó de "golpe" que traerá más violencia al país.

Publicidad

"Los hutíes no pueden por sí solos gobernar Yemen. Solamente controlan tres provincias del norte: Saná, Amran y Saada", destacó el analista yemení Ali al Bakaly.

"Las demás provincias no están a su alcance. Si intentaran imponerse en ellas, provocarían una guerra civil" en el país, donde la población está fuertemente armada, añadió.

La milicia chiita, que procede de la minoría zaidita, entró en la capital Saná en septiembre y tomó a fines de enero el control del palacio presidencial y de las demás instituciones del Estado y del gobierno.

La disolución del Parlamento y la instalación de nuevas instancias dirigentes, anunciadas el viernes por las milicias de Ansarualá, fueron desaprobadas incluso por el Congreso Popular General (CPG) del expresidente Ali Abdalá Saleh, que no obstante se había convertido en su aliado.

Publicidad

El CPG, mayor partido del país, y mayoritario en el Parlamento, reprocha a sus aliados hutíes haber "dañado la legalidad constitucional" y propone un "retorno a las negociaciones".

Aislados en el plano local, los milicianos chiitas también han sido duramente criticados por las monarquías del Golfo, que denunciaron un "golpe de Estado" y amenazaron con "tomar medidas para defender sus intereses" en Yemen.

También Washington ha criticado este golpe de fuerza en Yemen, un país aliado en la lucha antiterrorista, y amenazó con saciones si no se reanuda el diálogo entre las fuerzas políticas.