Con una banda blanca, María Quiña cubría ayer su brazo derecho para aplacar el dolor que sentía luego de que dos miembros de la Policía Metropolitana aprisionaran su mano en la ventana de la camioneta, mientras la llevaban hasta el cuartel de la entidad, el pasado martes.

Sentada en la sala de su hogar, en el suburbio, las lágrimas rodaban por sus mejillas, mientras relataba lo acontecido ese día, cuando un operativo metropolitano se llevó los caramelos y aguas que ofrecía afuera de la terminal terrestre.

“Ellos me engañaron (me dijeron), suba que ya le vamos a devolver la mercadería”, contó la mujer, de 59 años, que sufre de artritis. Así recordó lo que vivió y se difundió en un video donde se la observa siendo trasladada en el balde de una camioneta de la Policía Metropolitana, con la mano derecha aprisionada en la ventana.

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Dijo que ante la velocidad con la que transitaba la camioneta metropolitana, ella metió la mano por el filo de la ventana por seguridad, entonces –aseguró– ellos le aprisionaron el miembro con el vidrio y no lo aflojaban pese a sus gritos.

La señora señaló que perdió aproximadamente 15 dólares en mercadería ese día. Dijo tener 30 años como comerciante en la terminal terrestre y reclamó sanciones para los uniformados y un puesto en el lugar, donde hace 7 años trabajaba legalmente en una isla.

“Yo estuve en la puerta principal, en la isla 44”, afirmó Quiña, quien ahora manifestó que sufre con el trato de los uniformados municipales.

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“Me trataron mal, como si fuera un animal”, exclamó la comerciante ante lo suscitado la tarde del martes.

La ciudadana visiblemente conmovida, con las manos en el rostro, recordó que la situación finalizó cuando la camioneta llegó al cuartel metropolitano, en Francisco Robles y callejón K, sur de la ciudad.

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“Se reían como payasos, como si sacaran un trofeo”, concluyó sobre lo acontecido.

Este episodio sufrido por la ciudadana desembocó ayer en la intervención de varias instituciones que han mostrado su apoyo a María Quiña.

La Defensoría del Pueblo abrió un expediente de oficio y la Fiscalía inició una indagación sobre el caso.

Cerca de las 09:30, Quiña recibió la visita del secretario general de la Gobernación, Álvaro Chávez, quien la esperó por un rato y la acompañó hasta las dependencias de la Defensoría del Pueblo para que realice los trámites pertinentes.

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“Todo el apoyo moral y humanitario para la señora”, dijo Chávez, antes de abordar la camioneta en que se transportaron ambos a la Defensoría.

Allí, la delegada María José Fernández. se encargó de oír a Quiña y abrir un expediente en contra del Municipio.

“Más allá de cualquier sanción administrativa que pueda poner el Municipio, nosotros somos vigilantes para determinar si existió o no vulneración”, recalcó la delegada.

Este expediente se lo elaboró, según la funcionaria, por presunta violación al derecho a una vida libre de violencia en el ámbito público y privado, a la integridad personal, a la libertad de trabajo, a desarrollar actividades de trabajo y otros.

El Municipio no respondió sobre estos procesos. El departamento de Comunicación solo remitió un comunicado que informa que el alcalde Jaime Nebot separó de sus filas a los dos policías metropolitanos involucrados.

“Ninguna cosa justifica un abuso, de manera que una cosa es que el policía cumpla con su rol de poner orden, otra cosa es que se exceda”, recalcó el alcalde al anunciar la medida en contra los dos acusados.(I).