La hinchada en el estadio fue exclusivamente amarilla, pero en el resto de la ciudad, los seguidores de Barcelona y Emelec compartieron el mismo escenario. Bares, restaurantes y casas recibieron a aficionados toreros y eléctricos, congregados para ver la primera final del torneo ecuatoriano de fútbol.

El partido empezó a las 20:00 y, asimismo, la tensión al seguir las jugadas. A esa hora, afuera del Monumental, revendedores de entradas lamentaban haberse quedado con tiquetes, pese a que los estaban rematando. Una general de $ 25 estaba en $ 5.

El estadio estaba lleno. En la casa de la familia Méndez, en el sector San Eduardo, a cuatro cuadras del campo de juego, Roberto Carlos Benítez fue quien deliró de emoción cuando Ángel Mena puso a ganar a Emelec, a los 19 minutos.

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Era el único azul en una sala con al menos 10 amarillos. Luis Vivar lamentó la pérdida de su equipo al final del primer tiempo. “Están imprecisos, no hay un armador”, decía el hombre.

Nerviosismo, ansiedad e impaciencia evidenciaban los aficionados amarillos en el segundo periodo. El gol del empate llegó a los 89 minutos. Lo convirtió Ismael Blanco.

En un local nocturno del centro de la ciudad, John Vega gritó que el conjunto amarillo logró la paridad “a lo Barcelona”. Él vino de La Floresta 2 junto con sus amigos emelecistas Jhonny Lara y Jorge Tapia, entre otros. “A mí me empataron, todo se define en el Capwell”, manifestó Lara.

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El agónico gol desató el frenesí en los barcelonistas, que evidenciaron en toda la jornada de ayer un aire de optimismo. Se repitió la euforia del domingo pasado, aunque con menos intensidad, cuando Barcelona llegó a la final del torneo.

Horas antes, al nacer el día, las calles de Guayaquil registraron un brillo y ritmo diferente, con un ambiente matizado por la euforia y la expectativa de una final de fútbol inédita.

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Desde temprano, las estaciones de la Metrovía se llenaron de camisetas amarillas y azules que se fundían en un solo grupo debido a la gran cantidad de pasajeros que, luciendo los colores de sus equipos favoritos, se dirigían a trabajar, a la universidad o a realizar algún trámite.

Ocurrió en las avenidas Domingo Comín, Quito, en el Malecón Simón Bolívar, en las calles Eloy Alfaro, Pedro Carbo, Sucre, Pedro Moncayo y otras.

A través de las radios de los taxis y vehículos particulares se escuchaba a los comentaristas deportivos analizar lo que sería el encuentro, que acaparó la atención de los hinchas no solo de Guayaquil, sino del país.

En el sector de la Bahía, el sonido de las cornetas que se usan para hacer barra acompañaba a los dueños de los locales comerciales y a los transeúntes desde temprano. Así, por ejemplo, a las 09:00, en los locales de venta de parlantes y equipos de audio de la calle Venezuela sonaban los populares coros: “Un solo ídolo tiene el Ecuador...”, “Y ya lo ve, y ya lo ve...”.

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Patricia Arellano, colaboradora del almacén Racing Car, en Venezuela y Antepara, barría a esa hora con un ánimo distinto. “Hoy es el día en que Barcelona tiene que demostrar al país su idolatría”, comentó.

En la esquina de San Martín y Guaranda, María Mercedes Molina acomodaba en tres carretillas las botellas de cerveza que llevaría a vender desde el mediodía en los exteriores del estadio Monumental.

“Madrugamos a picar hielo para que estén heladitas (las cervezas), hoy esperamos tener buena venta”, contó la mujer que, según confesó, se había abastecido de 20 jabas de la bebida.(I)

Detalles
En los barrios

Televisores
En el barrio Garay, en el suroeste de la ciudad, la gente se preparó para sacar sus televisores al portal para ver el partido en grupo. Allí también se tenía previsto ver el encuentro en proyectores.

Locales
Otros disfrutaron el partido en locales que tienen pantallas gigantes. Establecimientos, como uno de la av. del Ejército y José Mascote, esperaban más clientes.

Uno, como hincha, sabe que la mejor manera de alentar al equipo de uno es yendo al estadio. Barcelona nos hace sufrir, nos hace llorar, pero ahí estamos fieles a la causa”.Nelson Hurtado, barcelonista