Los paramilitares paquistaníes desfilaron ayer en la frontera con India, desafiando a los islamistas que la víspera cometieron un atentado en Pakistán, en “estado de alerta” por temor a nuevos actos de violencia.

Por lo menos 57 personas perdieron la vida en ese ataque, el más mortífero de este año, cometido el domingo al anochecer, cuando la multitud abandonaba el puesto fronterizo de Wagah, donde todos los días hay celebraciones nacionalistas con música y pequeños desfiles militares de soldados indios y paquistaníes.

Diversos grupos de los talibanes paquistaníes se atribuyeron este raro ataque en la frontera entre Pakistán e India, dos potencias nucleares rivales, perpetrado, según ellos, en represalia por la operación militar lanzada a mediados de junio en los bastiones insurgentes, cerca de la frontera afgana.

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Desde entonces, más de 1.100 insurgentes murieron, según las fuerzas paquistaníes.

El atentado del domingo en Wagah quería vengar aparentemente “el apoyo a las fuerzas armadas” manifestado por la población civil que asiste a las ceremonias en la frontera, señaló el lunes el diario Dawn en un editorial.

Las autoridades paquistaníes anunciaron que Wagah, el principal puesto fronterizo entre India y Pakistán, atravesado todos los días por caravanas y viajeros, permanecerá abierto este lunes, pero que la ceremonia nacionalista cotidiana será interrumpida al menos durante tres días.