El presidente italiano, Giorgio Napolitano, prestará testimonio el martes, a puerta cerrada, en el marco de un proceso histórico sobre presuntas negociaciones secretas a principio de los años 1990 entre el Estado y la mafia siciliana.

El proceso se abrió en mayo de 2013 en Palermo (Sicilia) para esclarecer las negociaciones que emprendieron responsables gubernamentales para acabar con una oleada de atentados a cambio de mejores condiciones de detención para centenares de mafiosos.

Según la acusación, esas negociaciones secretas empezaron tras el asesinato del diputado Salvo Lima en la primavera de 1992 y se intensificaron tras los asesinatos de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino en los meses siguientes.

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Diez personas, entre ellas el ministro de Interior en la época, Nicola Mancino, así como el jefe mafioso encarcelado Toto Riina, se sientan en el banquillo de los acusados.

Napolitano, de 89 años de edad y muy respetado en Italia, era en la época presidente de la Cámara de Diputados.

Conversaciones telefónicas

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Según la prensa italiana, es la primera vez que un presidente en ejercicio atestigua en un proceso. La audiencia se trasladó para la ocasión al Quirinale, el palacio presidencial en Roma, donde se celebrará en una habitación sin ventanas.

Toto Riina y otro jefe mafioso inculpado, Leoluca Bagarella, habían pedido poder participar en la audiencia por videoconferencia desde su cárcel, pero el tribunal lo rechazó. Sólo los abogados podrán estar presentes.

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Durante la investigación la Policía grabó las conversaciones telefónicas entre Napolitano y Mancino, lo que provocó la cólera de la Presidencia.

El Tribunal Constitucional le dio la razón a la presidencia italiana y las grabaciones fueron destruidas, pero la Fiscalía quiere de todas formas escuchar a Napolitano sobre las conversaciones que Mancino pudo mantener con Loris D'Ambrosio, ex consejero jurídico del presidente, que murió en 2012.