El INEC ha presentado una nueva Encuesta de Indicadores Laborales en la que el subempleo desaparece como indicador principal y, según este informe, la Población Económicamente Activa (PEA) del país se divide solo entre empleada y desempleada. ¿Por qué este cambio en la información técnica que históricamente ha permitido identificar la realidad laboral del país?

El subempleo no desaparece, se reemplaza por un concepto que ahora se llama ‘empleo inadecuado’. Lo que el INEC ha hecho es construir un nuevo marco conceptual para clasificar a la población empleada en el país, motivado por dos razones: describir de manera adecuada los fenómenos económicos y sociales que aquejan a nuestra sociedad y tener comparación internacional en cuestión de conceptos del sistema laboral.

Entrevista a José Rosero, director del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos

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Según esto, el 96,10 % de la PEA está empleada, ¿no se están metiendo en el mismo saco trabajo y empleo, dos criterios que hablan de dos realidades socioeconómicas diferentes?
Lo que hace la última Conferencia de Estadísticos del Trabajo, en la que participó el INEC, es diferenciar los conceptos de trabajo y empleo. Antes de octubre del 2013, a nivel internacional, en términos estadísticos, empleo y trabajo eran lo mismo y ahora se los diferencia. Se los diferencia porque al trabajo se lo define de una manera más amplia. No solo es el trabajo en actividades que se tranzan en un mercado laboral y por lo cual solo recibe un ingreso asalariado o en especie, sino que se categoriza ahora como otras formas de trabajo, formas que estaban siendo invisibilizadas, como el trabajo de amas de casa, actividades de voluntariado y trabajo comunitario, y actividades de formación como aprendices y pasantes que necesariamente no reciben un ingreso laboral. Cuando nosotros hablamos de empleo, ya no es igual que hablar de trabajo. El empleo es una subcategoría del trabajo.

En marzo del 2014, los subempleados que tienen un ingreso laboral menor al salario básico unificado representan el 58,6 % a nivel urbano, hoy el subempleo registra un 10 %. ¿A qué responde esta diferencia de casi 49 puntos?
El concepto de subempleo de antes no se lo puede comparar con el subempleo de ahora. Es un error compararlos, pues son conceptos distintos. Antes en el subempleo se consideraba no solo a los que propiamente se deberían llamar subempleados, sino a un sinnúmero de poblaciones que, según normas internacionales, no deben estar consideradas así. Lo que es correcto, por último, es comparar el subempleo de antes con el empleo inadecuado de ahora.

¿Esta reclasificación no oculta el subempleo de un mercado laboral marcado por la informalidad?
Las dos clasificaciones son distintas. A veces se piensa que todos los subempleados son informales, y no es así (...). La mayoría de subempleados está dentro del sector informal, pero no es la totalidad, son dos categorías distintas. Lo que se hace con esta metodología es transparentar. Lo que antes se tenía en un solo grupo, llamado otras formas de subempleo, ahora se lo tiene desagregado en tres categorías.

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Si bien Ecuador aparece con una población empleada del 96 %, lo que queda en evidencia es una baja calidad de ese empleo, pues de este porcentaje el 48 % es inadecuado más el 3,9 % de desempleo.
Sí. En el sistema laboral ecuatoriano existe un problema de calidad. Eso es indiscutible. La vieja metodología lo presentaba y también la nueva metodología. Lo presenta al decir que el 37,28 % de las personas económicamente activas tiene un empleo inadecuado. Eso habla de un problema de calidad en el empleo. Ahora tenemos mejores condiciones de calidad de empleo que en el 2007, pese a ello hay mucho camino por recorrer todavía.

En la clasificación de empleo inadecuado se incluirá a los subempleados, integrados por las personas con empleo pero que presentan alguna deficiencia (de horas o de ingreso), y a ‘otro empleo inadecuado’, que comprende a los que ganan menos del salario básico pero reportan no tener deseo ni disponibilidad de trabajar. ¿Por qué aquí sí se considera la inconformidad que fue cuestionada por el presidente y por lo cual ese grupo se incluyó en empleo adecuado?
La inconformidad es distinta. Pueden existir cuatro variables que entran aquí: ingresos, horas, deseo y disponibilidad (...). No es el hecho de que uno sea inconforme, sino que debe haber el inconforme más la insuficiencia de ingresos y de horas, lo que determina que la persona vaya a un grupo o a otro grupo.

Con esta metodología no se ocultan cifras, más bien se las muestran. Lo que ganamos es transparentar cifras para la política pública”.