Hace cinco años, mientras Manuel Flores Pinto recargaba el alternador de un vehículo, la batería explotó y perdió la vista. Este accidente solo le quitó la visión, porque para él, el camino recorrido desde entonces ha sido enriquecedor.

Dos años transcurrieron para que Flores, padre de tres hijos, saliera solo a la calle. Los primeros días el temor fue su compañía. Ahora, sabe que al salir de su casa, debe pasar tres viviendas hasta una tienda para subirse a un bus de la línea 21.

Su falta de visión se compensó con nuevas habilidades. Aprendió el sistema braille en la escuela municipal de ciegos Cuatro de Enero, para poder leer y escribir, y también computación. “Antes yo recogía a algunos alumnos ahí cuando trabajaba como taxista. Ahora yo aprendo”, sostiene.

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Flores, de 41 años, también estudia en el Centro Municipal de Formación Artesanal Huancavilca, en la 15 y Portete. Su habilidad en la electromecánica, profesión a la que se dedica desde que tenía 12 años, se potencia en las aulas.

Aquí, con solo tocar las piezas del automotor, las reconoce y sabe qué herramienta necesita para cambiarla. Flores, junto con otros compañeros, trabaja en la reinstalación del sistema eléctrico de un auto Mercedes Benz, que presentarán en la muestra que organiza la Dirección de Acción Social y Educación, en noviembre, en el Palacio de Cristal.

Apuntes
Centro artesanal

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Otros proyectos
El Centro Municipal de Formación Artesanal Huancavilca, que dirige Isolda Moreno, asiste a 120 estudiantes. Entre ellos hay siete personas con discapacidad. Todos expondrán sus proyectos en noviembre, en el Palacio de Cristal.