El gobierno israelí afirmó ayer que responderá con fuerza ante cualquier ataque en Jerusalén, donde las fuerzas de seguridad reforzaron su presencia al día siguiente de que un palestino lanzara su coche contra una parada de tranvía y matara a una bebé.

El ataque, calificado de “terrorista” por Israel, provocó la cólera del primer ministro Benjamín Netanyahu, que advirtió que cualquier tentativa de ataque en Jerusalén será “severamente castigada”.

“Jerusalén unida era y será la capital de Israel por toda la eternidad”, aseguró.

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El presidente israelí, Reuven Rivlin, dijo que hay temores de un nuevo estallido de violencia. “Las incitaciones crecientes al odio en las calles del mundo árabe y en las calles de Jerusalén... son susceptibles de destruir el frágil equilibrio que prevalece” en esta ciudad, “y arrastrarnos a todos en una ola de destrucción y dolor”.

Netanyahu acusó al líder palestino Mahmud Abbas de instigar este tipo de ataques. “Jerusalén está enfrentándose al terror y este ataque es apoyado por el líder de la Autoridad Palestina, que glorifica a los asesinos y apoya la unión con la organización a la que pertenecen los terroristas”, afirmó.

Se refería a la supuesta pertenencia del atacante a Hamás, el movimiento radical que gobierna en Gaza.