La radiación solar hace sudar a los transeúntes de la ciudad. El grito de ¡fresca agua! motiva el raudo comercio del producto por todo el centro de la urbe. Aquí, los transeúntes buscan a paso agitado y con botella en mano cobijarse con la sombra de árboles y edificios.

Muchos ofertan desde sus locales, pero más de 20 comerciantes transitan la zona desde la calle Córdova hasta la Bahía ofreciendo agua y jugos.

Según David Zúñiga, técnico del Inamhi, las temperaturas han subido en este mes y el sábado pasado llegó a ser la cuarta más alta de los últimos treinta años (34,6 °C). Estas alzas se han dado por la humedad y nubosidad proveniente del este amazónico, según el Inamhi.

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“El sol le hace sudar a uno. Hay que hidratarse, no hay de otra”, indicó Álex Miranda, mientras compraba una botella de agua en medio del intenso sol del mediodía de ayer.

José Cruz, comerciante del líquido, reconoció la mejora de las ventas por el cambio de clima. “Frío y calor es bueno, así se vende más; antes vendía dos pacas (60 botellas), ahora vendo tres (90 botellas)”, afirmó Cruz, en la calle Aguirre.

Asimismo, Miguel Ríos consideró que el calor los “ayuda”. “Desde las fiestas octubrinas, por el sol ha mejorado bastante, se vende más”, dijo.

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Otros transeúntes optan por un helado de $ 0,50, como Karla Morán. Su vendedora, Tania Coronel, comercia 70 unidades por día como mínimo.