Tras el repique de la campana del santuario de Schoenstatt en Alemania, en el guayaquileño, ubicado en el kilómetro 4 de la av. Juan Tanca Marengo, los aplausos de los asistentes llenaron de júbilo los dos salones donde se retransmitió en tiempo real la celebración por el centenario de este movimiento católico.

A las 17:46 de Alemania (10:46 de Ecuador) de ayer, las campanadas en el país donde se fundó la devoción a la Virgen o Máter de Schoenstatt representaron lo más excelso de los 100 años de esta agrupación apostólica fundada por el sacerdote José Kentenich.

Pero también marcaron el inicio de una nueva etapa, el comienzo de un camino evangelizador rumbo al bicentenario, según el padre José Jairo Henao, uno de los asistentes.

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Con él coincidió Tania Andrade, quien siguió la retransmisión con una imagen peregrina de la Máter, en cuya parte superior se entrelazaba un rosario. “Ha sido algo maravilloso para mí y mi familia el haber vivido los primeros cien años del movimiento”, comentó cuando la retransmisión finalizó, alrededor de las 11:10.

Pero antes, otro momento emotivo de la ceremonia fue cuando en las pantallas se vio flamear la bandera ecuatoriana que varios compatriotas llevaron a Alemania. Se oyeron gritos como “Mira, mira la bandera” o “Allí estamos”.

Andrade sostuvo que integrarse al movimiento, en el cual lleva quince años, fue determinante en su vida y atribuye a la intercesión de la Virgen la concepción de sus dos hijos, de 14 y 12 años. “A mí me hizo un milagro muy grande, yo no podía tener bebés y a raíz de eso (unirse a la agrupación) tuve a mi primera hija”, contó acompañada de su segundo hijo.

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Desde las 11:17 los devotos empezaron a salir de la iglesia, uno de los sitios que se acondicionaron para la retransmisión que empezó a las 09:30.

Primero salieron los religiosos, entre ellos el padre Humberto Salgado. Luego, otros fieles, para así dar paso a la imagen de la Máter, un cuadro octagonal con una corona en la parte superior y la figura de la Virgen vestida con una túnica celeste y un manto blanco que carga en sus brazos a un niño.

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La imagen fue trasladada en una pequeña procesión desde la iglesia hacia el santuario. Para ello se organizaron duplas de schoenstattianos que cargaron la reliquia, entre ellos Óscar Gómez y Anita Sánchez, Roberto Urquizo y Sara Romero, la familia Hidalgo Manrique.

Luego de unos 15 minutos de caminata, en medio de cánticos y vítores como “Viva la Máter”, “Vamos por los 200 años” y “Viva Schoenstatt”, el cuadro llegó hasta el santuario, donde fue colocado rodeado de flores blancas y rojas y de cirios.

Afuera del santuario, en una patena los devotos como Mario Montero depositaron sus capitales de gracias (papeles escritos con promesas a la Virgen), que luego fueron incinerados como muestra de renovación de la alianza de los schoenstattianos y María.

Posteriormente se elevaron globos que formaron un rosario y el número 100, del aniversario, y los cánticos y vítores tomaron fuerza nuevamente.

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Incluso, un grupo de mariachis ofreció una serenata a la Virgen, que luego de ser instalada en el santuario recibió la visita de sus devotos.

Al final, la celebración culminó con un almuerzo.

Voy a ofrecerle a la Máter toda mi fuerza, mi trabajo, mi familia, y a pedirle perdón, que nos bendiga y nos llene de mucha paz y mucha fe al mundo entero”.Mario Montero Miembro de agrupación