Ambas fiestas se iniciaban a la misma hora. Solo siete cuadras las separaban. La primera, organizada por el Municipio de Guayaquil, copó parte de la avenida Machala, frente al colegio Guayaquil. Y el menú musical allí era salsa y rocola.

La segunda, a un kilómetro, en la explanada del Centro Cívico, organizada como parte de la sesión popular del Gobierno. La cumbia, el vallenato y el reggaetón fueron el plato fuerte de la noche en este lado.

Quienes escogieron disfrutar de un concierto salsero y de rocola se apostaron desde las siete de la noche cerca de la tarima del colegio Guayaquil. Desde José de Antepara y Venezuela, Joselyn Cano llegó a esa hora para tener una buena ubicación y disfrutar de la música.

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La pista era el asfalto o las veredas. Iván y sus Bam Band, el grupo Galé, Adalberto Santiago y de los nacionales Gerardo Morán y Máximo Escaleras pasaron por el escenario y pusieron a cantar y a bailar a los asistentes.

La entrada de Gerardo Morán con “en vida, que me quisieras en vida...”, desató la algarabía en los asistentes de todas las edades que coreaban y bailaban.

En la av. Machala, las jabas con vasos de plástico llenos de cerveza se expendían al hombro de más de 25 comerciantes a $ 1,50, en medio del público que se congregó.

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“¿A cuánto la cerveza?”, gritaba Kevin López, entre la multitud, mientras disfrutaba del concierto. Los comerciantes de comida aprovecharon la masiva asistencia para vender desde choclo hasta chuzo por $ 1.

Durante la presentación de Iván y sus Bam Band, varios cuidadores de carros protagonizaron peleas por disputarse clientes en los parqueos del sector, los que se llenaron.

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Paralelamente, en la explanada del Centro Cívico, en medio de juegos pirotécnicos, se presentaban el colombiano Carlos Vives y el puertorriqueño Tito el Bambino. Allí, las aceras de la avenida Quito y de la calle Guaranda, desde las siete de la noche, se convirtieron en zonas de rumba y comercio.

La venta de comida variaba. Los chuzos se vendían a $ 1,25, la cola a $ 1, el canguil y los churros a $ 0,50.

Aunque la cita era para disfrutarla, no faltaron contratiempos. En el Centro Cívico, los empujones y la caída de rejas de seguridad generaron desorden, antes y al inicio del concierto. Varias personas lograron ubicarse más cerca del escenario como Jimmy Castillo.

Algunos comerciantes vendían sillas desde $ 3 para observar sentado el show. Otros se las ingeniaron para disfrutar del concierto dentro de la zona asignada para la prensa.

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Los aficionados de Carlos Vives deliraron con sus recientes éxitos como Volví a Nacer, Bailar Contigo, Cuando nos volvamos. La fuerza del colombiano contagió al público, que coreó y bailó. En cambio, Fernanda Andrade y sus amigas se deleitaron al ritmo de Tito el Bambino.

Al final, los asistentes captaron fotos y videos con sus celulares y tabletas.

Ambos shows musicales se disfrutaron hasta la madrugada de ayer. Y anoche estaba previsto el concierto de Olga Tañón en el parque Samanes, en el norte de Guayaquil.