Hablan cuatro estudiantes del sector de Urdesa, Kennedy, Los Ceibos que portan el pabellón patrio.

Mejores estudiantes en sus respectivos colegios concuerdan en destacar el apoyo de sus padres y la responsabilidad que tienen.

ERICK VELÁSQUEZ FREIRE

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“Lo que importa en verdad es aprender”
“Lo importante no es ser abanderado sino aprender”, señala Erick Velásquez Freire, de 17 años, del Colegio Politécnico (Copol), quien afirma que nunca tuvo como objetivo ser abanderado. “No lo busqué, llegó junto a mi deseo de estudiar, creo que hice un poquito más de esfuerzo que los demás y me lo reconocieron”. Aunque asegura que sigue siendo la misma persona, “alguien con las mismas capacidades que los demás, nada fuera de lo normal”, afirma sentirse orgulloso: “Muchos chicos me preguntan qué les recomiendo para ser mejores estudiantes”.

Sus profesores afirman que siempre ha buscado tener las mejores calificaciones para estudiar en el extranjero. “Cuando era pequeño, un tío que trabajaba en la Espol me dijo que si era bueno en los estudios podría ir a estudiar en Harvard, y por ello cuando ingresé al Copol me puse como objetivo tener las mejores calificaciones para cumplirle a mi tío, sin saber que era una de las mejores universidades de Estados Unidos”.

Recuerda que esto cambió en segundo de bachillerato cuando aprobó un curso gratuito de Física a nivel universitario dictado por Walter Lewin, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MTI). “Me impactó conocer esa universidad, los proyectos estudiantiles y decidí que debía estudiar ahí”.

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Por ello, ya ha presentado solicitudes e incluso la persona que lo entrevistará para analizar su ingreso es una exalumna del Copol y graduada del MTI, Nabila Agila.

“Mi objetivo principal es, a través de los estudios universitarios, obtener conocimientos para realizar proyectos de tecnología que tengan impacto global”, comenta. En este sentido emprende un proyecto en el que utiliza el sensor de una consola de videojuegos para ayudar a terapias de niños autistas.

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Señala que su materia preferida es Teoría del Conocimiento. “Me ayuda a cuestionar todo y a mí mismo, nada es seguro y trato de ver todo desde diferentes perspectivas”.

Resalta que sus padres siempre han estado pendientes de que haga lo correcto. “Su apoyo ha sido fundamental para mi desarrollo, sin ellos quién sabe dónde estuviera”, dice el abanderado del Copol.

Estudiar en el extranjero me da perspectivas para hacer proyectos globales”.

GABRIELA LÓPEZ QUIMÍ
“Aspiro a lograr una beca en el exterior”

“Tengo mis objetivos bien definidos, me siento muy orgullosa de ser la abanderada y representar a mi colegio porque es el resultado del esfuerzo y la voluntad”, afirma Gabriela López Quimí, de 17 años, del Santo Domingo de Guzmán.

Con un promedio de 9.996, confiesa que estudiar “se me hace fácil” y que las materias que más le gustan son contabilidad, matemáticas y química.

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Con seguridad, afirma que de estudiar en el país seguirá Ingeniería en Contaduría Pública Autorizada y Auditoría en la Espol, pero que espera que “Dios mediante”, pueda ir al extranjero, a la universidad de Chicago o a la de Southern en Indiana, para obtener los títulos de Accounting (contabilidad) o Business (negocios), en las cuales espera aplicar para obtener becas directas.

Siempre sonriente, señala que su amor por la contabilidad nació porque sus padres son contadores. “Toda mi vida han estado conmigo, a veces se quedan hasta tarde ayudándome mientras estudio, me hacen comida cuando trasnocho o me acompañan cuando entreno natación”.

Asegura que su objetivo tanto en primaria como en secundaria siempre fue llegar a ser abanderada y que para lograrlo “a veces no duermo cuando hay exámenes”.

Sin embargo, siempre halla tiempo para sus hobbies: la natación y la lectura, desde las sagas Percy Jackson, de Rick Riordan, o Luxen, de Jennifer L. Armentrout, hasta El Muerto, de Jorge Luis Borges, para salir con sus amigas e ir a fiestas aunque aún no tiene enamorado.

“Estamos muy orgullosos. Es ella sola la que se pone sus metas y objetivos, incluso a veces nos toca como padres sacarla un poquito porque se enfrasca en el estudio”, afirma su madre, Jennifer Quimí.

Estudiar se me hace fácil, aunque es pesado cuando hay mucha tarea.

JUAN JOSÉ TORRES
“Me gusta el estudio tanto como el fútbol”

Orgullo y satisfacción fue lo que Juan José Torres Cordero, de 17 años y estudiante de la Unidad Educativa Javier, sintió al ser designado abanderado porque “fue algo que me propuse al terminar la primaria cuando fui escolta de la bandera del Ecuador, y al ver a la abanderada me di cuenta que no le había dado la debida importancia al estudio. Yo podría estar allá”.

“El colegio Javier me formó como persona, me dio los principios jesuitas que me permiten distinguir los principios éticos y morales, lo que está bien y lo que está mal y no lo voy a olvidar cuando sea un profesional”.

Al respecto el padre Fabricio Alaña, rector del Javier, destaca que Juan José encaja dentro de la propuesta jesuita de “desarrollar personas en las que se integren no solo la parte académica y cognitiva, sino también la parte afectiva y espiritual, que desarrollen lo mejor de la naturaleza humana que Dios nos dio, sin estereotipos de nerd o superdotado”.

Prefiere las ciencias exactas como Matemáticas y Física “porque son materias sistemáticas en las que hay una sola respuesta, no me gustan las cosas ambiguas”. Agrega que también le gusta Filosofía “porque nos hace razonar”, pero le cuesta mucho la Biología.

Se orienta a estudiar Ingeniería ambiental porque Ecuador es un país rico en recursos naturales y hace falta controlar los proyectos de desarrollo. Le gusta el fútbol y aunque fue seleccionado del colegio prefirió cambiarlo por natación ya que tenía un horario más flexible.

Al llegar a su casa estudia hasta las 22:00, luego va al gimnasio y a dormir. Incluso ha dejado su afición por el play station.

Su gusto por el estudio solo lo iguala su apego al fútbol y a su equipo, el Barcelona. Por ello no se pierde los clásicos del Astillero, al último de los cuales –hace dos semanas– asistió, aunque le costó estudiar hasta el amanecer porque tenía exámenes. Tampoco tener enamorada hace que deje de estudiar pues organiza su tiempo para verla. El ser abanderado es “un gran compromiso pues alumnos de cursos inferiores se acercan a consultarme, lo que me halaga y al mismo tiempo siento que tengo la responsabilidad de ser ejemplo”.

“Lo que logre como profesional debe servir para ayudar a los demás”

 

PAULA PIN
“Nunca esperé llegar a ser abanderada”

Para Paula Pin, abanderada del colegio 28 de Mayo, el apoyo de sus padres, Santo Pin y Paula Calderón, fue fundamental para conseguir ser la portadora del pabellón nacional, dignidad que preside desde mayo pasado.

Esta joven de 17 años, que cursa el tercero de bachillerato, especialización Contabilidad, llevará la bandera nacional frente a sus 920 compañeros este viernes, a las 07:00, para la ceremonia de juramento.

“Pienso que mientras los padres apoyen en todo y una aproveche ese esfuerzo, una sigue adelante. Yo nunca esperé llegar a ser abanderada”, cuenta Paula, quien sueña con ser administradora de empresas y profesora de matemáticas para regresar a su colegio, pero como docente.

Conseguir la excelencia académica no fue nada fácil para Paula, quien explica que mientras a algunos se les facilita estudiar por las noches, ella lo hace durante las madrugadas para así “ir con la mente fresca”.

La sencillez es una de las cualidades que proyecta y eso se nota en su vivienda, como en su trato con sus compañeras.

No solo por sus notas académicas ha recibido premios, sino que también tiene la admiración de su hermano menor, Lenín, de 13 años, quien se ha convertido en su más grande seguidor. Su baja estatura y poca corpulencia no ha minimizado los logros académicos de la menor, quien confiesa no ser hábil en los deportes.

“Algunas niñas que no conozco me dicen tan chiquita y es la abanderada. Otras quieren llegar hasta ahí (llevar la bandera). Ser la abanderada me llena de orgullo porque mis padres se sienten así”, expresa Paula, quien los fines de semana participa en grupos religiosos en Mapasingue, que colinda con la ciudadela Martha de Roldós.

Aunque muchas veces se piense que el abanderado es una persona que solamente se destaca por sus méritos académicos, para Paula esta función va más allá del reconocimiento de maestros y compañeras. Para ella, ser abanderada debe significar una oportunidad de colaborar con aquellos a quienes se les dificultan algunas materias.

“Ser abanderado significa una dedicación total a los estudios”.