Los ciclistas y grupos familiares que pasearon ayer por la isla Santay, a través de su recién inaugurada caminera de 4,5 kilómetros, pudieron ver que las barandas del sendero estaban instaladas por completo. El martes pasado, en la apertura del puente peatonal Durán-Santay, faltaban unos 800 metros de tablas de seguridad, lo que generó descalificativos del presidente Rafael Correa hacia la constructora de la obra por incumplir las tareas, pese a que tuvo siete meses de prórroga.

Una minoría de obreros, desplazados en varios puntos de la caminera, realizaba labores de limpieza o reemplazaba piezas fraccionadas. El remanente de tablas fue acumulado en el cauce de dos esterillos. Un obrero dijo que esperaban que suba la marea para que entren las canoas a llevarse aquella carga.

Entre los visitantes mañaneros fue notoria la presencia de adultos mayores, los que evidenciaron complacencia al poder visitar una isla que prácticamente fue por años parte del paisaje ribereño de Guayaquil y de Durán. Ambas ahora disponen de puentes peatonales. La primera desde junio pasado.

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Cubriéndose del sol con un paraguas floreado, venía esbozando una sonrisa Mercedes Lucía Cárdenas, de 86 años, junto con sus familiares, Kerly Cárdenas y Gardenia Meza.

La octogeneria había superado más de un kilómetro de la caminata cuando hizo gala de su vitalidad. ¡Tengo ochenta y seis años y todavía camino duro!, exclamó orgullosa.

Alba Ponce, otra adulta mayor, iba con su hija, Carmen Romero, y su nieto, Bolívar Herrera. Llegaron a la Santay desde el cantón Milagro atraídos por la novedad de un puente peatonal hacia una isla provista de una ruta trazada entre mangles.

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También hay la opción de visitar la ecoaldea y una cocodrilera. El paisaje es campestre, entorno atractivo para un paseo en bicicleta.

Los esposos Rubén Vera y Cinthya Camacho viven en Durán y pedalearon a la isla Santay. La pareja se interesó en mirar a los cocodrilos, que estáticos tomaban sol con la mandíbula abierta. La escena la captó además María Cecilia Ricaurte, universitaria que estaba acompañada de su mamá, Cecilia Lucín, y Tami Febre, amiga de ellas. Las tres entraron a la isla por el puente de Guayaquil, en bicicletas alquiladas a $ 4 cada una. El lapso es de tres horas.

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El sendero de la Santay dispone de zonas de descanso, hidratación y de baterías sanitarias. Hay señalética que recuerda qué tramo pueden ocupar los peatones y cuáles los ciclistas.

Ayer había un letrero que indicaba la prohibición en el ingreso de mascotas, aunque esa norma fue derogada por el presidente Correa el martes 16, pero pidió a dueños responsabilizarse por sus animales.

Esa salvedad impulsó a la duraneña Doris Andrade a llevar a su compañera, su perra Nila, a la que sujetaba de una correa, aunque en un tramo la cargó en los brazos.

Visitas
isla Santay

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Horario
El ingreso a los pasos peatonales es de 06:00 a 21:00; el acceso a la isla es de 06:00 a 17:00. El control está a cargo del Ministerio de Ambiente.

Normas
Se prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas, armas y aerosoles, realización de fogatas, arrojo de desperdicios...