Acojo como bendiciones los cambios de mi vida.

Acoger
Cuando una ostra es irritada por un cuerpo externo, ella responde segregando más nácar. La ostra no echa fuera al intruso, sino que lo acoge y lo envuelve en capas de nácar, transformándolo poco a poco en una perla lustrosa y valiosa.

Tal como lo hace la ostra, ¡elijo tratar las irritaciones como invitaciones para crear perlas! Dejo ir la resistencia y acepto dichas experiencias como parte de la vida. Al envolver la situación en amor, veo cómo los retos de la vida pierden el poder de irritarme y se convierten en regalos preciados. Al bendecir cada reto, permito que estos me ayuden a encontrar la paz de Dios en mí. Reclamo con agradecimiento los tesoros del reino.

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2 Corintios 5:17
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas”.