Óscar Bonilla, secretario nacional de acción política de Alianza PAIS, comparó la marcha de los trabajadores de hoy, con los hechos ocurrido el 30 de septiembre del 2010, día de la revuelta policial, donde asegura existió una intentona golpista que quiso derrocar al gobierno constituido del presidente Rafael Correa.

Según Bonilla, lo que ocurrirá este miércoles no es más que “una clásica forma de calentamiento de la calle, que busca generar un ambiente de desestabilización y provocar escenarios de enfrentamiento”, que no serán respondidos por el Gobierno.

PREGUNTA: Los trabajadores han pedido dialogar con el presidente Rafael Correa Correa. ¿Aceptarán este pedido?RESPUESTA: La responsabilidad del debilitamiento del movimiento sindical proviene de las políticas neoliberales y de la capacidad de respuesta limitada del movimiento representado por el Frente Unitario de los Trabajadores (FUT), que ahora incluye a la Unión General de Trabajadores (UGTE), manejada por el Movimiento Popular Democrático. Se ha dialogado con el movimiento sindical permanentemente y particularmente en los últimos meses de la gestión del ministro de Relaciones Laborales Carlos Marx Carrasco. Producto del diálogo se introdujeron cambios al proyecto de Código Laboral, que vincula a sectores de trabajadores no organizados. La fuerza sindical vinculada al FUT es numéricamente pequeña y debilitada, algunas personas caracterizan lo que acontecerá con esta marcha, como el resultado de la fusión del sindicalismo senil con la izquierda infantil... No olvidemos como era el país de antes y la posición que tenían los sindicatos cuando convocaron a huelgas generales para pedir 100 puntos (reivindicaciones) de los cuales uno o dos se cumplían y esto significaba lucha callejera, presos, persecución y asesinatos. Ese movimiento, en la época neoliberal, representado por el FUT, se veía obligado a negociar las huelgas, lo cual implica traicionar los derechos de los trabajadores.

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P: ¿Qué determinó el debilitamiento del movimiento sindical?
R:
La incapacidad del movimiento para construir formas de lucha eficientes para enfrentar los efectos de la reforma neoliberal que aprobó un Código del Trabajo retardatario, antiobrero, que limitó el derecho de huelga y fragmentó al movimiento.

P: ¿Con un nuevo movimiento sindical se remozará a la actual dirigencia?
R:
La demanda del movimiento sindical y de su base fue que existiera democracia interna, que su dirigencia no rebase su capacidad de representación y que trabaje con base a mandatos, pero esa dirigencia negociaba a espaldas de la base, se vendía a los diferentes gobiernos de turno. Hubo corrupción. Hasta ahora, los trabajadores dueños de la sede de la Federación Trabajadores de Pichincha, conocida como la Casa del Obrero, pelean con un abogado que se está robando ese local… Estos pequeños sectores del movimiento sindical pretenden posicionarse al ir en contra de un Gobierno al que tratan como neoliberal.

P: ¿Qué indicios tiene el Gobierno de que esta marcha es parte de un proceso de desestabilización del sistema democrático?
R:
La postura de estas organizaciones proviene del desconocimiento del Código Laboral que que aún no está en debate público y no ha sido enviado a la Asamblea Nacional. Pese a que no existe el documento lanzan una lucha y eso nos recuerda al 30 de septiembre del 2010, cuando la Policía luchaba contra las normas de la Ley Orgánica de Servicio Público, sin haberla leído.

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P: ¿Por qué asegura que se podría estar gestando algo similar a lo que ocurrió el 30 de septiembre?
R:
Con los dirigentes del FUT y con los del Parlamento Laboral hubo diálogo al más alto nivel, pero el Código todavía no existe. Entonces, tiene que haber un interés político y ese interés los acerca a los sectores de la derecha, hacía lo que se llama la restauración conservadora y coincide con los afanes desestabilizadores de la derecha.

P: ¿Cómo estos sectores están contribuyendo a la restauración conservadora?
R:
Es evidente, hay una confluencia de los intereses de los dirigentes políticos de estos procesos con las posiciones que tiene la derecha política de nuestro país. El interés de ambas vertientes se orientan a desestabilizar y paralizar el proceso de cambio que impulsa el gobierno de la revolución ciudadana.