El Gobierno chino ha lanzado un programa para frenar la realización de exámenes de género ilegales en fetos y los abortos selectivos con el objetivo de controlar el excedente de población masculina en el país, cuando las autoridades intentan desde el pasado año relajar también la política del hijo único.

Según publica este jueves el diario oficial China Daily, el programa busca asegurarse de que una mujer embarazada solo aborte si el feto tiene una enfermedad genética o una afección grave, o si su vida y salud se ven amenazadas por el embarazo, al estilo de normativas en países occidentales.

Asimismo, remarca que los exámenes para determinar el sexo del bebé solo pueden ser realizados por propósitos médicos legítimos como la comprobación de enfermedades genéticas, apunta el diario, que cita un texto redactado por cuatro departamentos gubernamentales.

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Se trata de una iniciativa puesta en conjunto por la Comisión Nacional de Salud y Planificación Familiar, el Ministerio de Seguridad Pública, la Administración Estatal para la Industria y el Comercio, y la Administración Nacional para la Alimentación y los Medicamentos.

El programa determina que cada parte tiene un rol "claramente definido", y especifica que, por ejemplo, la Comisión de Salud y Planificación Familiar se encargará de coordinar y reforzar la ley, mientras la Administración de Comercio controlará la publicidad de los test ilegales.

Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos vigilará las ventas de los equipos y medicinas destinados a la consumación de exámenes y abortos ilegales, y, por último, el Ministerio de Seguridad Pública penalizará a quienes infrinjan la ley.

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El diario señala que los exámenes de identificación de género están prohibidos debido a que la tradicional preferencia de tener un niño a una niña es causa de muchos abortos selectivos, lo que ha llevado a que en 2013 nacieran 117 chicos por cada 100 chicas, según la Oficina Nacional de Estadísticas.

Los estándares internacionales oscilan entre 103 y 107 niños por cada 100 niñas.

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El gran excedente de población masculina es un problema demográfico para China, donde en la franja poblacional menor a 30 años de edad hay más de 20 millones más de varones que de mujeres, según el Buró de Estadísticas.

Este desfase entre el número de hombres y mujeres en edad casadera ha provocado la proliferación de compraventa de "esposas" en países vecinos como Vietnam o Tailandia, y también preocupa al Gobierno al considerar que los millones de varones condenados a la soltería suponen una mayor amenaza para el orden social.

Por otra parte, el férreo control ejercido desde finales de los 70 y principios de los 80 para frenar la superpoblación disparó el número de abortos y esterilizaciones en China, en ocasiones forzosos, denunciados con vehemencia por activistas como Chen Guangcheng, perseguido por las autoridades hasta que huyó a EE.UU. en 2012.

Debido al rápido envejecimiento poblacional y a la escasez de mano de obra, entre otros factores, el Partido Comunista chino decidió el pasado año relajar la medida y permitir un segundo vástago a las familias en las que uno de los cónyuges carezca de hermanos.

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Antes esta excepción sólo se ofrecía si tanto el padre como la madre cumplían el requisito.

En 2012 la población activa china bajó en 3,45 millones de personas, mientras que los chinos mayores de 60 años son ya casi la tercera parte del total (400 millones), tendencias que unidas ponen en peligro la continuidad del crecimiento de la segunda economía mundial.