Ramona Pisco Pincay luce un vestido floreado mientras espera a los invitados al festejo de su cumpleaños 101, en la cooperativa Francisco Jácome, en el norte de la ciudad. Ramonita, como la conocen amigos y familiares, nació en la parroquia Alhajuela, de Portoviejo.

Es la noche del sábado 30 de agosto, a horas de alcanzar los 101 años de vida, Ramonita está sentada en una silla roja junto a la imagen de la Virgen Poderosa, que heredó de su madre. Ella cumple con el velatorio de la representación religiosa, una de sus tradiciones. Junto a la Virgen se encuentran las imágenes de san Ramón Nonato, patrono de las parturientas, y el Divino Niño. Las figuras la acompañan por más de 60 años, afirma.

“Cuando murió mi madre yo andaba ‘parteando’ por Paján (Manabí). Dejó dicho que si ella moría debían darme la Virgen a mí porque le había pedido que sea partera”, recuerda Ramonita con lucidez. Afirma que desde los 15 años asiste a mujeres embarazadas en sus partos.

Publicidad

A los 30 años llegó con su familia a la parroquia La Guayas, en El Empalme. Allí continuó con este oficio, con lo que se ayudó a criar a sus 16 hijos.

De esa tierra que extraña se separó en enero pasado para mudarse a la Francisco Jácome, a la vivienda de una de sus descendientes.

En su relato asegura que ninguno de los bebés que trajo al mundo falleció y que por ello era conocida en El Empalme como la mejor partera de la región. “Yo sé a la hora que van a dar a luz. He parteado bastante, a más de mil criaturas. En el Empalme gané una torta de veinte pisos como la mejor partera y me hicieron bailar”, recuerda Ramonita.

Publicidad

El conteo de sus nietos asciende a 39 y ya la descendencia llegó hasta los tataranietos, de los cuales no recuerda cuántos son exactamente.

A su edad, Ramonita mantiene ciertas tradiciones de zonas rurales. Una de estas es el velorio de la Virgen Poderosa.

Publicidad

Su mente aún está lúcida, el único problema que padece es la pérdida paulatina de la visión. Esto no es impedimento para divertirse y mucho menos bailar, una de las actividades que más le gusta hacer.

“Aún me buscan para ver barrigas. De un mes yo ya sabía si alguien estaba embarazada y si era varón o mujer. Les aconsejo a mis nietos que vayan a trabajar con bien y les doy una bendición”, dice Ramonita, quien anhela regresar a la parroquia La Guayas.

A los 15 años aprendí a partear y de chiquita me cargaban trabajando en machete. Para mí no hay oficio que no haga. Yo era una partera dura, hacía en un día hasta tres partos”.Ramona Pisco Partera