Estela Romero entró a la unidad de Policía más cercana a su casa, en la cdla. Vicente Véliz, y al primer uniformado que vio, Yasmani Gómez, encargado de la UPC de El Florón, le dijo que iba en busca de ayuda para que se logre un anhelo del hijo de ella: volar sobre Portoviejo.

Fue sola porque su hijo, Richard Palma, de 22 años, debido a una anomalía congénita (espina bífida) tiene complicaciones para movilizarse. Según su madre y una de las cuatro hermanas, Richard no conoce el mar pese a que reside a 34 km de Manta.

Ante el pedido de esa madre, el oficial Gómez empezó a gestionar la posibilidad de que Richard pueda subir al único helicóptero policial en Manabí.

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La solicitud pasó a la Jefatura Distrital de Portoviejo, esta la transfirió a la Subzona de Policía Manabí, la cual la reportó a la Regional 4 de Policía, que sí pudo autorizar un sobrevuelo en Aeropolicial, que ayer se dio. El pedido tuvo el tratamiento de muy especial y de ayuda a la comunidad, dice Patricio Cevallos, jefe del Distrito de Policía de Portoviejo.

Richard llegó puntual y emocionado a la cita. Allí se esforzó para decir que en el vuelo lo acompañe su madre, quien subsiste lavando ropa o vendiendo “cualquier cosa”, como señala. Ella agrega que con esos ingresos más los 50 dólares del Bono de Desarrollo Humano compra alimentos y los 6 paquetes de pañales ($ 17,20 cada uno), que debe adquirir para el uso diario del joven, quien por el problema congénito no puede controlar los esfínteres.

Tras el descenso, Richard sonreía, ya tenía “diez minutos en experiencia de vuelo”.

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Ahora espera casarse con su enamorada, conocer el mar, a los jugadores de Liga de Quito (su equipo) y ser arquitecto, aunque dejó de ir a un distante centro de atención especial por falta de recursos para pagar el taxi, de $ 17 al mes.

Para nosotros fue un pasajero especial. Resultó un vuelo distinto y la satisfacción fue ver la sonrisa de Richard. Nos pidió otro vuelo. Él es un héroe”.Julio Ibujes, piloto de Aeropolicial