La líder ecologista Marina Silva entró ayer en la campaña por las elecciones presidenciales del 5 de octubre prometiendo llevar adelante el proyecto del candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB) Eduardo Campos, muerto en un accidente aéreo el 13 de agosto pasado.

“Trabajaremos unidos para unir a Brasil alrededor de las cosas buenas. Queremos que las personas asuman las buenas ideas para trabajar en política pública... Yo veo a Brasil con el tamaño que se merece tener”, expresó la candidata, en su primera intervención en la propaganda por radio y televisión.

La postulación de Silva al gobierno fue aprobada la noche del miércoles por unanimidad por la Comisión Ejecutiva Nacional del PSB, en Brasilia.

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Los casi 20 millones de votos obtenidos por Marina Silva en los comicios presidenciales de 2010 fueron decisivos para que los dirigentes del PSB anunciaran el fin de semana su decisión de apoyar a la ecologista y exministra de Medio Ambiente.

Su compañero de fórmula será el diputado socialista Beto Albuquerque, con quien se advierten que hay profundas diferencias. Diario Folha reveló ayer que las últimas campañas de Albuquerque recibieron apoyo financiero de una empresa de pesticidas agrícolas, de una fábrica de armas y de una cervecera, y el estatuto del grupo Rede, de la ecologista Silva, prohíbe a sus afiliados recaudar dinero de estos sectores.