No podía caminar, no tenía fuerzas y se ahogaba al hacerlo, a causa de una insuficiencia cardiaca –estenosis aórtica severa– que padece hace 20 años. Por su avanzada edad, 77 años, y sus enfermedades crónicas (hipertensión y diabetes) es considerado un paciente de alto riesgo y, por tanto, no catalogaba como candidato para ser intervenido quirúrgicamente.

Pero Tito Jaramillo volvió a caminar, siente ánimo y fuerzas para retomar su vida activamente. Ya piensa en seguir con los casos pendientes, ya que también es doctor, pero en jurisprudencia. “Ahora sí, el doctor me reencauchó para seguir con mi vida”, dice, mientras sonríe jocosamente.

Este cambio en la vida de Jaramillo se da luego de practicarle un procedimiento mínimamente invasivo, llamado implante percutáneo transvalvular aórtico, que consiste en colocarle una válvula biológica de pericardio porcino autoexpandible (prótesis con una capa similar a la del corazón del chancho) introducido en un stent (malla o espiral) a la válvula del corazón que estaba obstruida.

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Esta intervención se realizó el miércoles 13 de agosto en el servicio de Hemodinamia del hospital del IESS Teodoro Maldonado Carbo. Jaramillo fue el primer paciente al que se le practicó la técnica. El jueves 14 se la hicieron a otro paciente, que aún está hospitalizado.

“Él (Jaramillo) tenía una válvula obstruida, con una abertura de 0,4 milímetros, cuando lo normal es de cuatro y cinco centímetros”, explica Marcos Ortega, jefe de la Unidad Técnica de Hemodinamia.

Agrega que en estos casos el riesgo de mortalidad es elevado. Son pacientes que podrían tener muerte súbita. “Pacientes de 80 años, en buenas condiciones físicas, se los da por inoperables, porque hay alto riesgo de que puedan morir en la sala. Esos pacientes son los candidatos para realizarle este procedimiento”, indica el especialista, quien sostiene que la expectativa de vida de Jaramillo es de 20 a 30 años.

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Entre las complicaciones que podrían presentarse está el bloqueo del ritmo cardiaco, lo cual se resuelve colocando un marcapasos. Aquello fue necesario para Jaramillo.

Antes de la intervención, el paciente debe pasar por tres exámenes: un cateterismo cardiaco, un eco trasesofágico y una tomografía. Los resultados de estas pruebas son enviados a un centro en Holanda para su análisis y confirmación de si esas personas son aptas o no para ese procedimiento.

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El hospital del IESS aún no está acreditado para realizar los estudios, el centro está en ese trámite. Necesitan realizar 15 intervenciones para ser acreditados. Hasta eso, el método lo realizan guiados por especialistas extranjeros.

Actualmente hay siete pacientes en lista de espera, cinco de ellos están aprobados y dos se analizan. En el hospital ya se realizó el pedido de las prótesis. Cada una de estas cuesta unos 32.000 dólares.

“Estoy contento, lleno de energía y sin dolor. Hace 18 años me operaron a corazón abierto y me dolía hasta cuando tosía, durante un año. Ahora solo me dolió un poco y por tres días. Ya estoy bien y hasta corro”, expresa Jaramillo, quien da gracias por esta nueva oportunidad de vivir.

7
están en lista de espera del hospital del IESS.

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Apuntes
intervención

Contraindicaciones
Pacientes con enfermedades terminales y que no sean activos físicamente no son candidatos para realizarse este método quirúrgico.

Procedimiento
Esta intervención también lo hace el hospital del IESS de Cuenca y la clínica Kennedy, en Guayaquil, con 12 y 5 intervenciones, en su orden.