La procesión más extensa que se desarrolla en Guayaquil es actualmente la peregrinación en honor a la virgen de El Cisne que, con 90 cuadras de recorrido, supera incluso a la más multitudinaria de la ciudad: la del Cristo del Consuelo, cuya ruta este año fue de 17 cuadras.

Y para esta, la edición número 29 que se efectuará mañana, a las 15:00, desde la iglesia San Agustín hacia el suburbio, todo está listo y remodelado.

La recámara donde reposa la imagen de la Churona, como se conoce a la Virgen, luce como nueva. Igual el retablo, la parte inferior en la que está la custodia con el Santísimo y la imagen de dos ángeles.

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También el altar, donde hace cuatro meses se encuentra una reliquia auténtica de la santa noboleña Narcisa de Jesús, cuenta el párroco Juan Carlos Burbano.

Según el clérigo, la iglesia San Vicente de Paúl, ubicada en la 24 y la A, se constituye en uno de los templos guayaquileños más importantes del puerto principal. No solo por la connotación religiosa de sus componentes, sino también porque es capaz de convocar a gente de diversas ciudades del país en la celebración a la Virgen de El Cisne, afirma.

Aquello, dice, da cuenta de que la devoción a esta advocación de María, la madre de Jesús, aumenta cada año en el suburbio guayaquileño.

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Juan Robles, uno de los parroquianos que hace 27 años protege y custodia la imagen de la Virgen durante el recorrido, recuerda que cuando recién se vinculó a la iglesia había un grupo que tenía 144 integrantes.

Hoy el templo acoge a 38 movimientos parroquiales y cada uno supera el centenar de militantes activos.

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La devoción a la Churona también tiene resonancia internacional. La semana pasada, en Nueva Jersey (EE.UU.), decenas de migrantes ecuatorianos participaron en una caminata y misa en su homenaje.

A partir de las 15:00 de hoy se realiza el pregón de apertura de las fiestas en honor a la Churona, en la 25 y la R.

Es que nos estamos preparando para los 30 años de la peregrinación (que esta manifestación de fe cumple el año que viene, 2015) y esa será una celebración a lo grande”.Juan Carlos Burbano, sacerdote