Ignacio Hurban se convirtió el martes en Guido Montoya Carlotto, un bebé robado por la dictadura argentina que ayer se mostró en público feliz con su pasado y su presente.

“Hace 48 horas sé quién soy o quién era o quién no era, es un poco fresco esto”, dijo este hombre cuya felicidad y frescura borró cualquier posibilidad de que su primera conferencia de prensa como el nieto de la presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, se diera en un clima dramático.

Risueño, el joven al que buscó su familia materna y paterna por más de tres décadas dijo: “Estoy disfrutando, pero lo que más disfruto es la felicidad en los demás”.

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“Me parece mágico lo que me está pasando”, agregó tras reiterar que tuvo una infancia feliz gracias a sus padres adoptivos –dos campesinos–.

“Tengo la suerte de ser parte de este pequeño proceso de cicatrización”, afirmó al expresar una larga admiración por la lucha de Carlotto.

La presidenta Cristina Fernández recibió al joven el jueves por la noche en la residencia presidencial con sus hijos, Máximo y Florencia Kirchner, y varios colaboradores.

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El músico de profesión también conoció el jueves a sus trece primos maternos y dos paternos en otro encuentro íntimo, donde degustaron la tradicional parrilla argentina, reveló Claudia Carlotto, tía de Guido y presidenta de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi).

La abuela paterna de Guido, Hortensia Ardura, viajará desde su lugar de residencia en Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz, para conocer a su nieto.