Los feroces enfrentamientos en el este de Ucrania, donde un avión malasio fue derribado, complicaban aún más una investigación ayer, cuando Europa y EE.UU. preparan nuevas sanciones económicas contra Rusia por el conflicto.

Al menos trece personas murieron en enfrentamientos entre tropas ucranianas y rebeldes prorrusos que asolaron cinco áreas cercanas a la región.

Supervisores internacionales dijeron que habían abandonado los planes de visitar el lugar donde cayó el avión ante los temores de que no fuera seguro, pese a que Malasia dijo previamente que los rebeldes habían acordado dar acceso al lugar.

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Ucrania señaló que estaba intentando desalojar a los rebeldes, aunque negó que hubiera enfrentamientos cerca del lugar donde cayó la aeronave, al sostener que los separatistas habían desalentado a los supervisores afirmando falsamente que el Ejército estaba operando cerca del área.

Rusia negó las acusaciones de EE.UU. de que estuviera a punto de entregar más misiles a los separatistas, quienes –según líderes de Occidente– derribaron el avión por error con un misil tierra aire provisto por Rusia.

Los separatistas niegan cualquier implicación, mientras que Moscú dice que no les ha entregado armamento y sugiere que las fuerzas ucranianas son las responsables.

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“Kiev está intentando destruir la evidencia de un crimen de su Ejército”, dijo ayer el líder separatista Aleksander Borodai, al referirse a la ofensiva del Ejército ucraniano a cierta distancia del lugar.

Con los estados europeos intentando minimizar el impacto de cualquier sanción contra Rusia en sus propias economías, el Departamento de Estado estadounidense buscó justificar una acción más firme al publicar imágenes que según indicó mostraban que fuerzas rusas habían disparado a través de la frontera al Ejército ucraniano la semana pasada.

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Las imágenes mostraban fuego desde varios lanzadores de misiles, dijo el departamento.