Sus queridos alumnos son adultos mayores entre 65 y 93 años. Ella les da clases de geronto-gimnasia y los llama cariñosamente ‘chicos’.

Esta es la historia de Lola Beltrán Cobos, una guayaquileña de 42 años. Ella vive en Playas desde hace 20 años, cuando su padre llegó a darle mantenimiento industrial a una empresa local. Cuando sus progenitores se trasladaron a Manta (Manabí) decidió quedarse y manejar el gimnasio que creó su padre y porque siempre le encantó el balneario y su aire sano.

El mediodía que la visité en su gimnasio Fante –av. 24 de Septiembre, sector parque La Madre– les daba a sus ‘chicos’ –hombres y mujeres mayores– una charla sobre la nutrición y posteriormente una alegre sesión de bailoterapia al son de música tropical. Ambas actividades le sirven para su tesis y graduarse como técnica en gerontología del Instituto Técnico Bolivariano.

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En un receso, cuenta que su padre construyó las máquinas y barras del gimnasio. “Yo crecí entre los fierros y viendo todo lo práctico que hacía mi papá en el gimnasio”, el resto lo fue aprendiendo en libros, internet y haciendo cursos. Dice que logró que algunos jóvenes se alejaran de los vicios, optaran por los deportes y la vida sana.

Hace cinco años comenzó a relacionarse con los adultos mayores. Fue cuando la abogada Pilar Amador, quien trabajaba con los vendedores ambulantes de Playas, llevó adelante un proyecto con aquel grupo. Como voluntaria, Beltrán organizó en el parque sesiones de bailoterapia y ejercicios para que las personas mejoren su calidad de vida.

Confiesa que desde niña le interesan los adultos mayores. “Recordé que cuando tenía 8 añitos vivía en Santo Domingo de los Colorados, pero en el campo, y mi abuelito que habrá tenido unos 66 años vivía más lejos y solo; a veces no iba a comer porque llegaba cansado del trabajo y yo en la noche, alumbrándome con un candil, le iba a llevar la comida, así me quedaba tranquila”.

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Hace casi tres años empezó a trabajar como profesora de geronto-gimnasia en el Club Hilos de Plata, al que acuden unos 120 adultos de 65 a 93 años, en su gran mayoría mujeres.

Cuenta que todo comenzó en febrero del 2011 en el parque con ejercicios de aeróbicos para gente joven y también llegaron cuatro adultos mayores, cuyo número luego aumentó.

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Cree que es necesario realizar una campaña preventiva para que los adultos desde los 50 años empiecen a hacer ejercicios y a los 65 años sea un adulto mayor con los músculos y las articulaciones fuertes para que pueda disfrutar de una vida sana y estable. Manifiesta que hay que valorar a las personas de la tercera edad como personas sabias. No recluirlos en asilos, que permanezcan en sus casas y prestarles atención y cariño.

“Algunos tienen hijos pero no reciben cariño, tienen su casita y comida, pero jamás una buena palabra: te extraño papá, te quiero mamá, peor un abrazo o un beso, por qué no recuerda cuando eran niños y los padres lo cuidaron y algún día van a llegar a ese punto de la vida”.

Lola Beltrán dice que de manera voluntaria y sin sueldo, todos los lunes a las nueve y media de la mañana en el Parque Central de Playas, seguirá con las sesiones de bailoterapia y ejercicios para sus ‘chicos’ de la tercera edad, porque lo que le interesa es verlos. “Mi meta es seguir trabajando con ellos como voluntaria, hasta cuando Dios quiera y yo pueda”. Seguramente ellos llegarán de Playas y sus alrededores.

Ahora son 120 (adultos mayores). Son personas que llegaron con bastón o muletas, pero hoy caminan fuertes, están vigorosos, han mejorado su calidad de vida”.Lola Beltrán Terapista