Una decena de mujeres junto con representantes del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos realizaron una protesta en los exteriores de la cárcel regional Guayaquil por la revisión a la que son sometidas antes de ingresar a visitar a sus familiares.

“A ellas se las obliga a quitarse la ropa, colocarse en posiciones denigrantes y se les practica un tacto corporal en sus partes íntimas para constatar que no llevan nada”, dijo la abogada Elizabeth Hurtado, quien defiende a una persona privada de la libertad (PPL).

Indicó que están protestando porque todos los días supuestas vulneraciones a los derechos y maltratos a los familiares, amigos y a las mismas personas privadas de su libertad.

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Una de las mujeres que participó en la protesta dijo que a otras personas les da miedo dar la cara porque temen que tomen represalias con sus familiares que están recluidos.

“Algunas (mujeres) tienen temor porque piensan que va a haber represalias adentro con los presos, entonces ese es el temor que tienen”, dijo Tania I.

Con carteles en mano quienes se identificaron como esposas, madres, amigas y hermanas de las PPL pidieron también a las autoridades que a los internos se les respete sus derechos a la alimentación y salud.

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Hurtado explicó que a las PPL se les estarían vulnerando sus derechos al no recibir una buena alimentación, no recibir una adecuada atención médica y dotación de agua.

Una de las mujeres dijo que es esposa de un ciudadano español que está sentenciado a doce años por tráfico de drogas, expresó que su cónyuge padece de gastritis, pero que no le estarían prestando atención por su enfermedad.

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“Yo tengo que estar rogándoles que lo saquen al doctor y no es así. Ahí (en el centro de rehabilitación) los presos se pueden morir”, insistió Tania I., quien, al igual que Olga P., acudió al penal para ser escuchada por las autoridades.

Billy Navarrete, secretario ejecutivo del Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, espera que con el plantón la situación de las PPL cambie y que las revisiones íntimas se descarten.

Mi hermano tiene nueve años en prisión y sufre de gastritis. He tratado de llevarle medicamentos para su recuperación, pero no me permiten que los ingrese”.Norma N., hermana de interno