Ucrania tiene 22 años de independencia, pero sigue dominada por Rusia, sobre todo en materia energética. Su ineficiencia en este campo la obliga a comprar a los rusos más de la mitad del gas (30.000 millones de m³) que requiere para calentar los hogares y mover su industria.

Los retrasos en los pagos del gas natural ruso eran habituales pese a que, según analistas, disfrutaba de un precio preferencial por razones políticas. Pues Rusia suministra a los países de la Unión Europea (UE) el 39% de sus necesidades de gas, y a través del sistema de gasoductos de Ucrania circulan 185 millones de m³ al día.

Pero fue el 1 de abril pasado, tras la caída del presidente prorruso Victor Yanukovich, cuando la empresa estatal rusa gasística Gazprom canceló la rebaja concedida en diciembre pasado y decidió aumentar un 40% el precio del gas a Ucrania, un país que enfrenta desde noviembre una crisis política a causa de una rebelión separatista prorrusa en la zona este.

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De los 268 dólares por 1.000 m³ la compañía gasística rusa aumentó a 485 dólares, un precio sin precedente en Europa. En su última oferta, Rusia propuso 385 dólares. Ucrania rechazó este incremento.

Las negociaciones, que han contado con la intervención de la UE para acordar un precio final, no han dado resultado entre ambas naciones, cuyas relaciones se han deteriorado tras la anexión de la península ucraniana de Crimea a Rusia.

Ambas repúblicas exsoviéticas enfrentan una “guerra del gas” que se agravó el 16 de este mes, cuando Gazprom cortó el suministro a Ucrania por el impago de una factura de noviembre y diciembre del 2013 ($ 1.450 millones), más una deuda de $ 500 millones por abril y mayo. Solo suministra gas ruso por los gasoductos ucranianos al resto de países europeos.

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La empresa estatal rusa exige ahora que Ucrania cancele por adelantado. Pero eso es casi imposible de cumplir por esta nación que no tiene reservas de efectivo, que lucha contra la insurgencia e investiga una posible pérdida de miles de millones de dólares debido a la corrupción durante el gobierno de Yanukovich.

El precedente de la última “guerra del gas”, cuando en el 2009 Ucrania se apropió del combustible destinado a los clientes europeos tras el cierre del grifo por parte de Rusia por impago, llevó a Gazprom a advertir a la Comisión Europea (CE) de posibles problemas en el tránsito del gas si Kiev recurriría a esta medida.

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Sin embargo, el ministro de Energía ucraniano, Yuri Prodan, ha garantizado “un tránsito seguro a los países europeos” y que el corte no impedirá el abastecimiento de los consumidores ucranianos pues, dijo, hay gas en los depósitos para mantenerse hasta diciembre.

“En caso de que detectemos que el gas se queda en el territorio de Ucrania, aumentaremos el bombeo (a Europa) por el Nord Stream y el Yamal-Europa”, señaló el presidente del consorcio ruso, Alexéi Miller, en alusión a los gasoductos que pasan por el mar Báltico y Bielorrusia, respectivamente.

Pese a que la dependencia del petróleo es muy marcada en la UE, es la interrupción del flujo de gas lo que resulta más problemático ante la falta de vías alternativas a los gasoductos existentes para su transporte. Letonia, Lituania, Estonia, Finlandia, Eslovaquia y Bulgaria dependen al 100% de las importaciones de gas de Rusia, según el estudio sobre dependencia energética presentado por la Comisión Europea (CE).

Analistas señalan que Europa seguirá dependiendo de la energía de otros, sobre todo del gas ruso. Un estudio de BP World Energy Outlook 2030 realiza una mirada al consumo energético dentro de 16 años y advierte que Europa seguirá dependiendo del gas externo.

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Mientras, un Tribunal de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Estocolmo deberá resolver la disputa entre Rusia y Ucrania (que exige a Moscú la devolución de $ 6.000 millones por facturación abusiva). Esta “guerra del gas” entrará en una nueva fase, pues Gazprom ha anunciado que mañana rescindirá el contrato con Ukrtransgaz, operador de gasoductos ucranianos.