El gobierno de Canadá acordó este martes la construcción de un controvertido oleoducto, uno de los más grandes del mundo, después de que Washington se mostrara reticente a construir otro.

El proyecto del oleoducto Northern Gateway, evaluado en 7.900 millones de dólares canadienses (más de 7.274 millones de dólares estadounidenses), debe llevar petróleo de las arenas bituminosas de Alberta a la provincia de Columbia Británica, en la costa del Pacífico.

Se prevé que el doble oleoducto, que debería estar operativo a partir de 2017, transportará 525.000 barriles de petróleo por día a lo largo de 1.177 kilómetros, en una región salvaje y montañosa donde abundan los ríos de salmones.

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De este modo, el gobierno envía una señal favorable a las empresas petroleras para extraer de Alberta su petróleo. Esto sucede unas semanas después de que el gobierno estadounidense aplazara su decisión de aprobar la construcción del oleoducto Keystone XL, que debía conectar el oeste de Canadá con el Golfo de México.

El primer ministro, el conservador Stephen Harper, siguió las recomendaciones de una comisión que en diciembre había propuesto que el gobierno diera luz verde al oleoducto si se cumplían 209 condiciones, principalmente relacionadas con el medio ambiente, como el desarrollo de un plan para proteger a los mamíferos marinos u otro para restaurar el hábitat del caribú de los bosques.

El proyecto cuenta con la oposición de grupos ecologistas y de los pueblos indígenas, que temen que un vertido dañe los ríos y el hábitat del oso Kermode.

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El Nuevo Partido Demócrata (NPD), principal partido de la oposición, prometió anular el proyecto si gana las elecciones legislativas dentro de un año.