El exasesor presidencial peruano Vladimiro Montesinos se negó hoy a declarar durante una audiencia contra el ex presidente Alberto Fujimori que sirvió para el primer reencuentro físico en seis años entre los hombres que controlaron políticamente al Perú entre 1990 y 2000.

"No voy a formular declaración (porque) no tengo calidad de imputado. No estoy obligado a declarar porque no tengo la calidad de testigo", afirmó Montesinos en una reunión que, ante esa negativa, no se prolongó por más de 15 minutos.

El encuentro entre Fujimori y el asesor -que según está plenamente documentado dirigió desde el gobierno una poderosa red de corrupción y acciones contra los derechos humanos- había generado expectación, pero resultó frío y distante, a diferencia de lo que pasó en 2008, cuando durante otro juicio intercambiaron sonrisas y guiños.

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Los dos personajes ni siquiera intercambiaron miradas cuando Montesinos entró a la sala en que ya estaba el ex presidente. Al salir, Montesinos hizo una especie de venia para despedirse de su ex jefe.

Para comentaristas de la prensa local, pese a esa distancia en los gestos, a Fujimori lo favorece el silencio de Montesinos, pues es él quien tiene todas las claves del caso, referido a la financiación ilegal de medios de comunicación con fondos del Estado para ensalzar al gobierno de entonces y atacar rudamente a la oposición.

Diversos testigos han coincidido en que Fujimori aprobó el gasto de dinero extraído secretamente de los fondos de las Fuerzas Armadas, y su asesor se encargaba de controlar la acción mediática, en especial a través de diarios ultrasensacionalistas llamados "chicha".

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Montesinos, que purga desde 2001 una condena de 25 años por otros varios delitos, también fue condenado por ese hecho, mientras que a Fujimori, que paga desde 25 años desde 2007 como autor mediato de 25 asesinatos y dos secuestros, recién se le procesa por el caso porque no estaba entre los originales por los que Chile, país que lo capturó, lo entregó en extradición.

El traslado de Montesinos, de 69 años, desde su cárcel de máxima seguridad hasta el cuartel policial en que está proceso Fujimori y en donde también está la sala de audiencias, se hizo en medio de un especial despliegue de seguridad.

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En medio de la confusión creada por la negativa de Montesinos, Fujimori aprovechó para quejarse una vez más de las supuestas restricciones que padece en una cárcel de la que sus detractores dicen sin embargo que le sirve para vivir a cuerpo de rey.