Un pequeño país del norte votará por la independencia en un pacífico referéndum. ¿Debería importarle al mundo en un momento en el que Ucrania ha enfrentado a Oriente y Occidente en un eco de la Guerra Fría? Escocia se ha vanagloriado durante siglos de haber traído al mundo a Adam Smith, el padre del libre mercado, o al motor de vapor, la televisión y la penicilina.

Y hay otras muchas razones apremiantes para prestar atención al voto del próximo 18 de septiembre, que podría significar que Reino Unido pierda a 5,3 millones de escoceses.

"Brexit"

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Se ha dedicado mucha energía a argumentar si una Escocia independiente podría unirse a la Unión Europea. Sería mucho más revelador su ausencia del debate sobre si el resto de Reino Unido debería seguir formando parte del bloque comunitario.

En general, los escoceses son más pro-UE que los ingleses y si votasen este año por la secesión no podrían decir nada en el previsto referéndum sobre la permanencia británica en la UE en 2017.

Como consecuencia, aumentarían las probabilidades de que Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte votasen a favor de una salida de la UE. Es cierto que Escocia solo representa 4 de los 45 millones de votantes del Reino Unido, pero podrían ser decisivos en una consulta muy equilibrada.

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Uno de los factores internacionales en este tema es la opinión de Estados Unidos, el principal aliado de Reino Unido.

Se ha mostrado reservado durante el debate escocés pero ha dejado bien claro que quiere ver al Reino Unido en el corazón de la UE.

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Los secesionistas están tratando de sacar partido de la cuestión de la UE en la campaña escocesa, con la esperanza de que ayudará a cambiar las encuestas de opinión que sugieren que la campaña a favor de seguir formando parte del Reino Unido está ganando por poco.

El líder nacionalista escocés del PNE, Alex Salmond, asegura que la mayor amenaza para la permanencia de Escocia en la UE es el compromiso del primer ministro británico, David Cameron, de celebrar un referéndum sobre la permanencia de Reino Unido.

Ahora apunta a la victoria del partido antieuropeísta británico UKIP en las elecciones europeas para enfatizar la amenaza de que Escocia pueda verse arrastrada fuera de la UE por los votos ingleses.

¿Está Westminster virando a la derecha?

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La independencia escocesa alteraría además el cálculo de la política nacional en el resto del país.

El partido laborista, de centroizquierda y en la oposición, tiene 41 miembros escoceses en el Parlamento de Westminster, mientras que los conservadores sólo tienen uno.

Si quitamos a los primeros de la ecuación, que los laboristas accedan al poder parece complicado, aunque pase lo que pase en el referéndum del 18 de septiembre, los escoceses votarán en las elecciones nacionales británicas el año que viene.

Esto presenta una nueva incertidumbre. Si los laboristas ganasen en 2015, podrían tener que convocarse elecciones anticipadas al irse sus parlamentarios escoceses en caso de perder la mayoría parlamentaria con una eventual independencia escocesa.

"Entonces probablemente habría elecciones generales al Parlamento de Westminster de modo más o menos inmediato, probablemente a finales de 2016 o principios de 2017 con (...) una probabilidad significativa de una victoria conservadora, dijo el banco Nomura en una reciente nota para clientes.

Esto nos devuelve al tema de la permanencia británica en la UE puesto que los conservadores se han comprometido a celebrar el plebiscito, mientras que los laboristas no.

La ironía es que los conservadores tradicionalmente han sido los mayores defensores de la unión y la posición de Cameron podría verse amenazada si los escoceses votan a favor de ir por libre, desestabilizando el partido conservador cuando comienza a prepararse para las elecciones.

Incertidumbre inversora

Para los inversores, hay muchas incógnitas que ponderar.

¿Qué porcentaje de la deuda británica asumiría Escocia? ¿Mantendría la libra? ¿Se llevaría el mayor porcentaje de los ingresos del petróleo del mar del Norte, cuyas estimaciones varían ampliamente? ¿Seguiría una política fiscal diferente? Todas estas preguntas conllevarán nerviosismo conforme el referéndum se acerque, aunque los mercados continúan apostando por una victoria del "no".

Lo que es seguro es que sin Escocia, Reino Unido caería en el orden mundial y se convertiría en la sexta mayor economía del mundo. Incluso podría haber dudas sobre si debería seguir teniendo un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y ser un miembro del G-7 de economías avanzadas en un momento en que el poder está cambiando hacia las grandes economías emergentes.

La agencia de calificación Moody's dice que una Escocia independiente podría esperar un rating de grado de inversión, pero afrontaría costes de endeudamiento mayores que los del resto de Reino Unido. Si las negociaciones con Londres sobre cómo separarse se agrian, la calificación podría ser incluso menor.

Otra agencia de calificación, Fitch, dijo que Reino Unido necesitaría más tiempo para recuperar la triple A si Escocia se independiza.

El Partido Nacional Escocés quiere mantener la libra, pero los principales partidos políticos de Londres se oponen. En el mercado de divisas, la libra podría bajar tras la independencia escocesa.

La economía británica, de 2,5 billones de dólares, es el mayor destino de inversión directa extranjera de Europa, un motor clave del flujo de divisas. Sin Escocia -asumiendo que no mantenga la libra- esos flujos caerían.

El Tesoro británico ha dicho que honraría todos sus compromisos de deuda sin tener en cuenta si los escoceses votan a favor de la independencia, una iniciativa destinada a evitar la volatilidad en el mercado de bonos.

Los gigantes petroleros Royal Dutch Shell y BP han dicho que quieren que Escocia siga siendo parte del Reino Unido y el peso pesado de seguros y pensiones Standard Life ha advertido que podría trasladarse parcialmente fuera de Escocia si ésta se independiza.

"Si tenemos una opción, queremos saber con la mayor precisión posible qué condiciones de inversión habrá en 10 ó 20 años desde ahora" dijo el jefe de Shell Ben van Beurden en marzo.

Defensa

Reino Unido cuenta con cuatro submarinos con cabezas nucleares Trident que operan desde la base naval de Faslane en Escocia. El PNE quiere que se retiren lo antes posible las armas nucleares en una Escocia independiente.

Ex jefes de Defensa británicos lanzaron una advertencia contra una medida de esas características el mes pasado, argumentando que costaría miles de millones de libras, supondría la pérdida de miles de empleos y crearía un resentimiento internacional.

En un momento en el que se ha elevado la tensión con Rusia, los aliados de la OTAN probablemente se preocuparán, aunque seguramente llevará años trasladar la base naval.

El futuro de los submarinos nucleares son considerados por algunos como una de las principales bazas de Escocia para conseguir lo que quiera en el año y medio de negociaciones que sucederían a un "Sí" a la independencia para fijar su salida del Reino Unido.

El organismo de investigación Royal United Services Institute ha advertido que Londres y Edimburgo tendría que trabajar como uña y carne en materia de seguridad e inteligencia.

De no ser así, se correría el riesgo de que una capacidad débil por parte escocesa podría destapar vulnerabilidades a servicios extranjeros de inteligencia y redes terroristas, facilitando un ruta de acceso al Reino Unido.

Secesionistas en España 

Europa está siguiendo el tema con interés, y sobre todo España.

El Gobierno en Madrid se ha negado a permitir que Cataluña celebre un referéndum sobre independencia en noviembre, pero esta región se ha comprometido de todas maneras a seguir adelante con una consulta no vinculante.

Si ésta se bloquea, el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, dijo que convocaría elecciones autonómicas para preguntar sobre la independencia.

Una votación en Escocia a favor de la independencia alentaría a los catalanes. Ese puede ser una de los motivos por los cuales los responsables de Bruselas han dicho a los escoceses que será difícil que se adhieran a la UE.

Los nuevos estados tienen que ser votados de forma unánime por los países miembros, y España podría bloquearlo.

Irlanda del Norte

La independencia escocesa también podría tener un efecto desestabilizador en Irlanda del Norte, que se ha visto arrojada hacia un examen de conciencia con la detención del líder del Sinn Fein, Gerry Adams, para interrogarle por la conexión con el asesinato en 1972 de una madre de diez hijos.

Adams fue liberado sin cargos.

Aunque el acuerdo de paz de 1998 acabó en gran medida con décadas de violencia sectaria, Irlanda del Norte sigue profundamente dividida entre Protestantes, que básicamente quieren seguir siendo parte del Reino Unido, y Católicos, que tienden hacia la unión con Irlanda.

Los unionistas tienen lazos particularmente estrechos con Escocia, mientras que los partidarios de unirse a Irlanda podrían aferrarse a un "Sí" escocés para perseguir sus reivindicaciones más enérgicamente.