El chofer del bus en el que murieron calcinados 33 niños y el pastor que lo contrató fueron enviados a prisión y enfrentarán un pedido de la fiscalía de pena máxima de 60 años “por el delito de homicidio en la modalidad de dolo eventual”.

La defensa pidió que sean juzgados por “homicidio culposo agravado”, con una pena máxima de 15 años, y que se los traslade a un penal para garantizar su integridad física.

“Se trató de un comportamiento negligente, pero no con dolo. La hija del pastor pereció calcinada en el bus. Él cometió una falta pero no se puede decir que buscaba hacer daño”, explicó el abogado Diego Duque.

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Se conoció que la identificación genética de los cuerpos calcinados terminará el miércoles próximo, cuando serán entregados a sus familiares.

Funcionarios del Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía lograron establecer, según el reporte oficial, que el automotor “solo contaba con el sistema de funcionamiento a gas, por lo que al no conseguir que les vendieran este combustible por las condiciones precarias en que se encontraba la buseta, habrían decidido instalar un dispositivo artesanal irregular para el suministro de gasolina... lo que ocasionó una chispa en el motor de arranque y que se inicie el incendio donde murieron los menores”.